Día 23. Por oportunismo, crisis en Ciencias Políticas de la UNAM
CIUDAD DE MÉXICO, 23 de marzo de 2018.- Es necesario revisar las bases del dilema entre centralización y descentralización, más allá del tema del federalismo centralizado. Es claro que el fortalecimiento de los gobiernos locales, es necesario para mejorar el nivel de vida de los ciudadanos.
La experiencia latinoamericana muestra que ha habido ciclos en los que sí se dieron avances en la descentralización, lo cual fortaleció a los gobiernos estatales, pero a costa de la debilidad de los gobiernos municipales, que en nuestro país son 2,445 municipios, la mayoría de alta marginalidad.
El Sistema Nacional de Coordinación Fiscal creado en 1980, con la adhesión de las entidades federativas al mismo, surge en un entorno en que había unir lo que estaba disperso, unificar a través de que los estados dejaran en suspenso facultades impositivas que la Constitución les permitía, cobrando el Gobierno Federal los impuestos, lo cual funciono en una primera etapa.
La centralización de la recaudación parecería un retroceso, sin embargo, ante la jungla fiscal que existía, fue un paso adelante que trajo consigo la eliminación de cientos de impuestos estatales y federales, así como las sustitución del impuesto sobre ingresos mercantiles por el IVA, un mejor impuesto de más fácil recaudación y que permitiría la colaboración administrativa, esto es que los estados apoyaran los esfuerzos en materia de auditoría fiscal, que por cierto ha dado buenos resultados.
Se fortaleció a los estados, pero no así a los municipios, es común escuchar que no se les pagan las participaciones completas, que en muchas el pago de las mismas, contrario a lo que dice la Ley de Coordinación Fiscal. Afortunadamente hoy ya la Auditoria Superior de la Federación puede auditar la aplicación de las fórmulas de distribución estado municipio, así como del gobierno federal a los estados. Eso es un avance inmediato de las nuevas facultades que tiene la ASF de poder auditar las participaciones, aunque no debemos dejar de reconocer que se trata de recursos propios, de libre disponibilidad, presupuestados por los congresos locales.
El estado de las finanzas públicas es fundamental para la política de desarrollo, la coordinación intergubernamental se tiene que fortalecer, no solo en la política recaudatoria, fundamentalmente en el ejercicio del gasto público y un manejo adecuado de la deuda pública.
Se habla mucho de que los estados no recaudan, por un lado si hay pereza fiscal, por otro sus facultades impositivas son insuficientes, de ahí el poder regresarles facultades importantes, que las entidades que mejores esfuerzos han realizado han planteado.
Sin embargo, la mayoría no aprovecha sus facultades impositivas, es el caso del impuesto a la tenencia, que muchos han dejado de cobrar, para después acudir a pedir apoyos del Ramo 23 para cubrir su faltante derivado de la eliminación de dicho impuesto. Lo cual es irresponsable.
El riesgo es la existencia de fisuras en el Sistema Nacional de Coordinación Fiscal (SNCF), ya que muchas entidades federativas que pueden y quieren recaudar sus impuestos podrían dejar el SNCF, ya que recaudarían más de lo que reciben de participaciones.
De ahí la importancia de crear una Ley del Gasto Federalizado que integre en solo proyecto las transferencias condicionadas, aportaciones, subsidios y convenios, así como las no condicionadas de libre disponibilidad y la deuda pública. Así como elementos de la armonización contable, la disciplina financiera y la disciplina fiscal.