Cortinas de humo
Las fechas imponen no sustraerse a las mágicas costumbres nacionales que se nutren de la simbiosis del mestizaje en que nuestro país tiene su historia.
En estas fechas se manifiestan con mayor contundencia las prácticas mezcladas de nuestros orígenes prehispánicos y la conquista teológica.
Por donde veamos o volteemos a mirar, nuestro país se inunda con aromas y se pinta de colores que la mercadotecnia modifica para que se venda cualquier cosa, hasta las traídas de China, que ganan terreno a las creaciones nacionales.
Sabores que conquistan a los visitantes de otras latitudes, que en sus idiomas se explican la belleza de los panteones llenos de vida en estos días, los que muestran la esperanza de compartir con los seres
queridos el tiempo que nos sobraba en vida y en estas fechas, con incienso y flores les recibimos.
Así han de transcurrir estos días de puente laboral enorme, luego vendrá el despertar a la realidad, mientras, la fiesta ayudará al fango del camino a dejar de hacer necesaria la estrategia del convoy militar con vehículo de doble tracción atorado.
Estos días puede ser que los hermanos de las comunidades más golpeadas de Guerrero no puedan poner sus altares a los hermanos ausentes; que en vida se esté pasando ese trago amargo de la ausencia de solidaridad, de la torpeza gubernamental y de las estadísticas falseadas, como si la desgracia debía medirse para ser atendida con celeridad.
Por eso, debemos seguir desde la sociedad y desde quienes estamos en proceso de ciudadanización, llamar y hacer el esfuerzo de no olvidar al pueblo del Estado de Guerrero, que nosotros no enterremos a nuestros muertos. Hoy Guerrero necesita de México.