
Fusionan Los polinizadores arte, biodiversidad y mezcal en Oaxaca
OAXACA, Oax. 10 de mayo de 2025.- La Casa de la Primera Imprenta de América, recinto histórico y cultural de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), se convirtió en escenario de una proyección estremecedora: No Other Land , el documental galardonado con el Oscar a Mejor Largometraje Documental en la más reciente edición de los Premios de la Academia, cautivó y sacudió conciencias en una noche de reflexión, indignación y solidaridad.
La cinta, dirigida por Basel Adra, el joven activista palestino de Masafer Yatta, junto al periodista israelí Yuval Abraham, es mucho más que un testimonio fílmico: es un grito de resistencia, un espejo incómodo que refleja la brutalidad de una ocupación que destruye hogares, comunidades y la libertad de una nación a manos del Estado Israelí.
La historia sigue a Basilea, quien vive en Masafer Yatta, una región del sur de Cisjordania declarada zona de entrenamiento militar por el Tribunal Supremo de Israel en 2021, lo que permite legalmente la expulsión de los colonos vecinos. Basilea documenta cómo las fuerzas israelíes demuelen las viviendas de su pueblo, destruyen escuelas, clausuran con pozos de agua de cemento, derriban las torres de abastecimiento eléctrico y, desde luego, disparan contra la población a quemarropa, obligando a las comunidades a abandonar sus tierras.
La cámara de Basilea captura con valentía demolición tras demolición, el llanto de niños, la impotencia de las familias, la inquebrantable decisión de resistir. En su camino se cruza Yuval, quien, desde su condición de privilegio en Israel, decide aliarse con Basilea para visibilizar una realidad que su propio país busca ocultar.
“Tal vez el cine no cambia directamente el mundo, no resuelve los conflictos, pero cambia conciencias y la gente organizada se mueve para cambiar las cosas”, expresó el doctor Antonio Zirión Pérez, director de la Casa de la Primera Imprenta de América, al presentar la película. Sus palabras resonaron con fuerza tras la proyección, cuando los asistentes compartieron sus emociones y reflexiones ante la crudeza de las imágenes.
Apenas una semana después de recibir el Oscar, Hamdal Ballal, uno de los directores, fue brutalmente golpeado por colonos y posteriormente secuestrado por el gobierno israelí mientras era trasladado en una ambulancia. Permaneció desaparecido durante horas hasta que la presión internacional logró su liberación. Este episodio evidencia el poder del cine: incomoda, desafía, moviliza y, a veces, pone en riesgo a quienes deciden alzar la voz.
El documental refleja la relación entre Basel y Yuval. Mientras uno vive bajo ocupación militar, el otro disfruta de las libertades que la estructura colonial le otorga.
“La atroz destrucción de Gaza tiene que terminar”, exclamó Adra al recibir el Oso de Oro al Mejor Documental en la Berlinale de 2024. Su declaración es un eco urgente en medio de la tragedia: este año se ha registrado el mayor desplazamiento en Cisjordania desde 1967, con más de 40 mil palestinos desarraigados en cuestión de semanas. Solo en 2024 se han demolido 1.768 estructuras, la cifra más alta registrada por la Organización de las Naciones Unidas desde 2009.
El impacto de No Other Land no se limita a la pantalla. Durante el conversatorio posterior, se recordó con dolor a Fátima Hassouna, fotoperiodista y artista palestina que moriría junto a 10 familiares en su casa de Gaza, tras un bombardeo ocurrido apenas semanas antes de que su propio documental se estrene en Cannes. “Su muerte es un recordatorio brutal de que las historias que vemos en pantalla están ocurriendo en tiempo real”.
Pese a los reconocimientos internacionales, la distribución de No Other Land enfrenta obstáculos. En Estados Unidos no ha logrado exhibirse más que en contadas salas. En México, fue Artegios Distribución la valiente empresa que apostó por llevarla al público. «Aplaudo su labor. Sin ellos, esta película no habría llegado aquí», comentó el realizador durante la charla.
La Casa de la Primera Imprenta de América ha abrazado esta causa más allá del cine. En su agenda destacan conciertos de música palestina, exposiciones de arte, muestras gastronómicas y actividades culturales que buscan sensibilizar y visibilizar el genocidio del pueblo palestino. Cada evento es un puente de empatía, una chispa de conciencia colectiva.
Al finalizar la proyección, las emociones eran un torrente: rabia, tristeza, esperanza. Un asistente lo resumió así: «El cine es fundamental para cambiar ideas y corazones, pero también tiene que impulsarnos a generar fuerza política real. Ver no es suficiente. Hay que actuar».
No Other Land es, en esencia, un acto de resistencia cinematográfica que invita a mirar más allá de la pantalla, a no desviar la mirada, a preguntarnos qué podemos hacer desde nuestro propio territorio. Como dijo Zirión: «El cine no cambia el mundo, pero puede cambiar conciencias. Y las conciencias despiertas hacen girar el mundo».