
Quiénes somos | Cipriano Miraflores
NOCHIXTLÁN, Oax., 27 de junio de 2016.- Pobladores y profesores de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) mantienen filtros en los accesos al pueblo de Nochixtlán, donde se vive una tensa calma después de los hechos violentos del domingo 19 de junio, del que todavía se observan los rastros.
Los maestros permiten el tránsito de manera restringida en la carretera federal 190; por el contrario, la autopista 135D a la Ciudad de México está cerrada por completo en ambos sentidos.
Flores y veladoras donde cayeron los muertos, edificios quemados y los restos de vehículos que fueron incendiados permanecen en la comunidad cuya gente trata de hacer su vida aparentemente en la normalidad.
El mercado sigue abierto, al igual que comercios menores en la zona. La gasolinera del centro de la población tiene combustible para la venta. La empresa de autobuses Fypsa tiene corridas a la ciudad de México y en su puerta hay un letrero grande que dice «Nota: esta terminal está apoyando a profesores, padres de fam. y pueblo en general».
El palacio municipal está sin funcionar. Las oficinas fueron quemadas y el hecho tampoco ha sido aclarado.
Algunos pobladores piensan que fue un acto provocado por la autoridad municipal en turno y se deslindan de esa destrucción.
El cuartel de la Policía Federal, que también fue quemado y desmantelado, sigue sin operar. No hay ningún policía en la zona, por lo menos ninguno que se pueda ver en las calles.
La escuela primaria Abraham Castellanos sigue como centro de acopio, no hay clases.
Este lunes, recibieron la visita de algunos padres de los normalistas desaparecidos en Ayotzinapa en solidaridad con su causa.
En el parque municipal hay parejas de jóvenes que siguen reuniéndose, pero las miradas son desconfiadas para quien no es del lugar.
Los pobladores tienen su propia seguridad y se mantienen organizados. La herida permanece abierta y una manta enorme: “Asesinos del pueblo”, es el grito con el que reciben a la gente.