Cortinas de humo
CIUDAD DE MÉXICO, 8 de septiembre de 2018.- “Si no hay verdad y justicia, el 2 de octubre puede asolarnos de nuevo”, leyó en 2007 la escritora Elena Poniatowska ante el memorial de los caídos en Tlatelolco. Ahora en 2018, las circunstancias pueden actualizarse si se salen de las manos en la UNAM. El conflicto sube de tono y se exige la renuncia del rector Enrique Graue. Por lo que se está viendo, la voluntad política está muy lenta hasta ahora. Hay muchas declaraciones, datos sobre grupos porriles con nombres y lugares de accionar pero los nombres y los rostros ocultos de los que los subsidian y controlan no aparecen. Se han hecho señalamientos contra ex delegados como Victor Hugo Lobo ahora diputado local, y de la procedencia de algunos grupos del Estado de México que pueden apuntar al grupo Atlacomulco, con acciones que estaban planeadas, pero las verdaderas cabezas que están sobre los grupos porriles no se dan ¿Es ignorancia o protección? Es difícil que en el Valle de México- como lo informa la Jornada el 7 de septiembre- puedan actuar 170 grupos porriles, 50 de los cuales están en la UNAM, sin que tengan mandantes. Se ha señalado al PRI insistentemente en algunos medios y columnas, pero no se especifica el nombre ni la fuente de los responsables. Se rechazan acusaciones pero, ¿se les investiga?
La negra noche de Tlatelolco se puede actualizar
Los hechos ocurridos en la UNAM en los últimos días que ponen la advertencia sobre el conflicto estudiantil en su máxima expresión, actualiza la frase de la autora de La noche de Tlatelolco (Editorial Era 2007) y es un aviso urgente para que las fuerzas que pueden detener ese conflicto se muevan de inmediato. Las preguntas más insistentes no se responden, ¿quienes están atrás, quien mueve a los grupos porriles, que intereses animan esta grave inserción de un conflicto en momentos delicados para el país? Por lo pronto se tienen declaraciones contundentes sobre la agresión que sufrieron estudiantes del CCH Azcapotzalco el pasado 3 de septiembre: los atacantes venían del Estado de México según el jefe de gobierno José Ramón Amieva y traían una intención “previa”, planeada, con instrumentos para atacar; hay videos del día de los hechos que demuestran que varios camiones procedentes de ese estado fueron captados por cámaras del gobierno de la CDMX. Sobre el señalamiento a Lobo, aunque él niega estar subsidiando a grupos porriles, pone con el anterior, el acento en dos fuerzas marginadas de las elecciones del primero de julio, en primer lugar al PRI y en segundo al PRD. Pero ¿quien más está enmascarado dentro de esa primera fuerza para exacerbar algo peor de lo que estamos viviendo?
Mando de los porros: secreto de Polichinela: todos saben, nadie habla
En su columna de Excélsior La república de las letras del pasado 6 de septiembre, Humberto Musacchio remonta la existencia de porros en la Universidad Pontificia, a 1560. Pero lo más llamativo de la época moderna, es que se refiere al rector Manuel Gómez Morín ( rectorado 1933-34) como controlador de grupos porriles. Hechos que sostiene, avalaba el banquero Juan Sánchez Navarro uno de los fundadores del PAN, junto con Gómez Morín. Tenía, dice, bajo control, a grupos de golpeadores de la Unión de Estudiantes Católicos (UNEC) los que eran enviados por el país, a enfrentar a punta de golpes la educación socialista de Lázaro Cárdenas. El propio Gómez Morín los instruía. En el rechazo que hizo el Congreso de la violencia en la UNAM, la senadora panista Josefina Vázquez Mota que ignora ese hecho o se hace la omisa, señaló que “la UNAM no puede ser rehén de la inseguridad de unos cuantos”. El PAN tiene en sus líneas de precandidatos a la dirigencia, a un descendiente de aquel Gómez Morín. En ese rechazo a la violencia en el que el PRI es el más señalado, el legislador priísta Manuel Añorve también muy tajante rechazó “a los grupos oscuros que tratan de crear inestabilidad en el país”. Es muy fácil negar culpabilidades, pero ¿se investigan las denuncias realmente? La PGR se bamboleó entre si y no pese a la petición de la UNAM y de Sheinbaum de atraer los hechos y finalmente anunció que investigará a los porros, pero de pronto le regresa el caso a la procuraduría de la CDMX que lo toma de mala gana; llevan varios días y el asunto se complica y no hay nada de fondo. En la UNAM los secretos son profundos, hay un predominio del PRI en la academia, en los puestos importantes, la presencia siempre del priismo en la rectoría, incluso con José Narro priísta consumado que estuvo en la oposición durante los períodos de Fox y Calderón. Ahora los estudiantes insisten en la renuncia de Enrique Graue. Hay un ambiente en esos entornos de la UNAM, de cerrazón informativa, de ahí que la casa de estudios solo aflore hacia el exterior respecto a lo que quiera dar a conocer la rectoría y el grupo de reporteros que gira en torno a esa información. Es difícil meterse más adentro. Por eso es urgente volver al pasado y leer y revisar todo lo que ocurrió antes de aquel fatídico 2 de octubre.