Llora, el país amado…
Oaxacandria
“Continuas revueltas políticas habían creado ya en los pueblos
un hábito de no estar contentos con nada que no fuese
un trastorno, un cambio de personas y de sistemas…
por una fatal debilidad, dimanada las mas de las veces
de la falta de títulos legales de los gobiernos…
Fue mi primer cuidado reorganizar la administración pública
nombrando a los funcionarios legítimos…
único medio eficaz de restablecer la moralidad
en todas las clases de la sociedad.”
Don Benito Juárez.
Memorias Administrativas 1848-52.
OAXACA, Oax., 22 de junio de 2016.- Hoy, a inicios del cuarto lustro del siglo 21, a nadie en su sano juicio debe escapar el hecho de que Oaxaca no puede ni debe ser gobernado por un solo hombre, sino por los mejores servidores públicos, que se asuman como tales y no como funcionarios. Como señalaba el Benemérito Juárez hombres (y mujeres) legítimos, con moral y disciplina, sin improvisaciones.
Para empezar, gobernar Oaxaca requiere estar conscientes de que se está en el territorio más biodiverso del planeta y que dicha biodiversidad marca también la existencia de una especie de política total, resultado de la combinación de toda una riqueza natural, cultural, económica y, por lo tanto, social, además de un agregado importante, lo ambiental.
El oaxaqueño en lo individual posee una carga genético-política sin igual, que le proporciona una concepción del mundo distinta por plural, resultado también de lo más evidente, desde su mezcla de culturas hasta la energía que produce la luz de la demarcación palpable en sus colores; su aire de lo más transparente que se respira sin trabajo, conducto sin igual de sus innumerables olores; donde el agua sabe y hasta el fuego es distinto y variable. Bajo el Sol Jaguar, quiso resumir el escritor Ítalo Calvino.
En Oaxaca entonces se practica algo que podríamos denominar como biopolítica genodiversa (o genopolítica biodiversa) distinta de lo que en la nación se conoce y hasta se celebra como “pluralidad política”. En el territorio oaxaqueño eso se ha rebasado siempre para constituirse en todavía algo más complejo por el agregado de la solidaridad y la subsidiariedad resultado del comunitarismo, base de la existencia colectiva oaxaqueña.
Para mayor explicación, en lo nacional se vive una especie de “dictadura de la pluralidad política” que no democracia, pero en Oaxaca eso no basta. No es suficiente la difundida medianía democrática que sólo celebra una diminuta minoría y que no resuelve los problemas cotidianos de la extensa mayoría.
Como quizá en todo México, en Oaxaca se vive el malestar con la democracia ineficaz -sin resultados palpables-, tiene a la mayoría en el hartazgo que conlleva a la indignación y, ante la vuelta sin fin de la insatisfacción, al resentimiento.
Y es precisamente este estado de cosas o estancamiento en medio de la biodiversidad política oaxaqueña lo que exige la participación de todas y todos para darle viabilidad a la coexistencia armónica de la población, así como la cohabitación política para generar gobernanza en las instituciones y gobernabilidad para la mayoría.
Con motivo de lo anterior, Oaxaca requiere también de gobiernos biodiversos, cohabitación de visiones del mundo distintos, de aciertos en la complejidad y de obligatoria coexistencia pacífica que siente las bases del desarrollo para todas y todos.
En el nuevo gobierno oaxaqueño a instaurarse a fin de año todas y todos deben caber, comenzando con las y los políticos responsables, pasado por administradores técnicos sensibles al igual que los revolucionados con visiones de futuro y, por supuesto, los varados e inamovibles hijos de la utopía, porque también hay muchos sueños que cumplir, hacer realidad y darle operatividad.
En lo inmediato deberán tener lugar los líderes comprometidos con sus localidades, comunidades y/o municipalidades; las y los profesores responsables del apostolado de la educación y difusores de la paz; las y los opositores conscientes de la tarea común por combatir los rezagos de una vez por todas.
En el futuro biodiverso gobierno no deben tener cabida los represores, tampoco los insensibles, mucho menos los corruptos ni quienes aspiren a serlo, sino todo lo contrario, los que sueñen y sepan lograr aportar su granito de arena para un mejor Oaxaca, aquel que se corresponda a su alto bionivel.
Hagamos votos para que prime la civilidad y el compromiso con Oaxaca y se derrote de inmediato toda muestra de resentimiento que sólo lleva a la violencia, condiciones que no se corresponden con la alta biodiversidad de las oaxaqueñas y oaxaqueños.