Economía en sentido contrario: Banamex
Signos y Señales
CIUDAD DE MÉXICO, 4 de julio de 2016.- El conflicto que empezó siendo magisterial, se ha convertido en un verdadero problema social y político, que no se ve fácil resolver. Este fin de semana aparece información sobre una reunión de presidentes municipales oaxaqueños que anuncian su apoyo a los maestros y su intención de evitar cualquier “agresión”. Hay bloqueos en Michoacán, Chiapas y Guerrero, marchas en Morelos, Durango, Tamaulipas e incluso en Monterrey, por supuesto en la Ciudad de México. He leído de manifestaciones externas en apoyo al movimiento magisterial, que se convierten en críticas al Gobierno, que de por sí ha estado señalado por varios organismos internacionales.
Hoy domingo reviso un correo donde viene la estrategia de la Sección 9 del Distrito Federal para esta semana, que anuncia movilizaciones, reuniones con otros sindicatos y acciones de propaganda.
En la prensa nacional y local en el caso de Oaxaca, se dan todos los extremos, quienes piden una represión policiaca y quienes alientan el diálogo. Los obispos de Chiapas piden diálogo, algunos grupos empresariales que se reprima y compense las pérdidas sufridas. Hay una ambiente nacional de incertidumbre.
Los costos existen por supuesto, especialmente para quienes no tenemos vela en el asunto.
En lo personal, mi familia y yo hemos padecido muchísimo el impacto de los bloqueos, ya comenté que el día 14 estuve retenido en el ADO, siete horas en Nochixtlán, último día que el ADO mantuvo sus corridas, días después el día de mi cumpleaños, mi esposa que venía de Querétaro, no pudo pasar las barricadas, ni UBER la quiso llevar. No hay forma de llegar fácil por tierra, ADO tiene dos semanas sin viajar, las líneas aéreas son insuficientes, además de que sus boletos cuando hay, han llegado a costar, casi seis mil pesos por sólo un tramo. Sí, para nosotros ha sido difícil, tenemos que volar a Toluca o salir de Toluca, el viernes fui por mi hijo al aeropuerto de esa Ciudad, fuerte lluvia en la carretera, que dieron como resultado cuatro horas a la Ciudad de México.
Aun así pienso que la fuerza pública debe contener, desbloquear, pero sin dejar de negociar y responder ahora a las demandas de los pueblos que se han sumado. Hay que analizar la realidad social del País, del sureste y de Oaxaca y Chiapas en particular. El costo de llegar a la violencia o la incertidumbre es más alto.
Una cosa me queda clara, es cierto que las condiciones sociales, de comunicación, económicas y culturales son distintas entre México y la Mixteca oaxaqueña, poblana y guerrerense, se puede mejorar la evaluación, pero sin dejarla de hacer, porque también es cierto que no es posible que se mantengan como maestros gente que no lo es, como es el caso de los que compraron plazas o las heredaron, y es cierto que ellos nunca van a aceptar los exámenes, los cuales se deben realizar.
Si se puede, a fines de los ochenta, la COCEI tenía paralizado el Istmo de Tehuantepec, algunos colaboradores le decían al Gobernador, don Heladio, que mandara al Coronel Guzmán, el Jefe de la Policía, pero decía que había que tener paciencia, paciencia y paciencia, finalmente tres días después se resolvió el problema, sin enfrentamientos, con un costo por supuesto, pero retorno la paz social a esa región tan complicada de Oaxaca.
Lo que quiero decir es que es un problema que sólo desde la buena política se puede resolver. Pero urge hacerlo desde el gobierno federal, porque el estatal no puede sólo.