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Periodismo bajo asedio
Dos cosas contribuyen a avanzar: ir más de prisa que los otros o ir por el buen camino.
René Descartes (1596-1650)
OAXACA, Oax., 5 de abril de 2017.- Pasaron ya cuatro meses desde que inició la administración del gobernador Alejandro Murat y la realidad cotidiana de Oaxaca, producto de décadas de abandono y agravada al extremo por el desgobierno anterior, poco o nada ha cambiado. El magisterio y los normalistas (apéndice de la Sección 22), endurecen su postura ante el Estado, organizaciones sociales y gremiales cierran calles y carreteras un día sí y el otro también y los partidos políticos insisten en demostrar a la ciudadanía que ni entre ellos son capaces de entenderse, malgastando el tiempo en reyertas en lugar de ponerse a trabajar en favor de Oaxaca y no de los intereses personales o de grupo.
En algunos sectores de la población y en algunos medios existe la impresión de que el Gobernador quiere ir de prisa hacia la construcción de soluciones, pero que el equipo que le acompaña no da el ancho o no va por el buen camino. Ha habido yerros evidentes, explicables por el periodo de arranque de la administración, que llevan a pensar en la necesidad de realizar ajustes en el aparato de gobierno.
Escuchando a quienes ven de esa manera las cosas, me imagino al Gobernador como un Quijote solitario, sin siquiera un Sancho Panza que le auxilie, luchando contra molinos de viento que amenazan con destruir lo poco que nos queda de cohesión social. Es evidente que el Gobernador, sólo, no podrá contener y menos superar los retos que enfrenta.
Oaxaca necesita funcionarios capaces, con humildad, ingenio, carácter, pero sobre todo necesita trabajo, mucho trabajo. Trabajar por Oaxaca es alejarse del glamour de la gran ciudad y reconocer una realidad rural, de pueblos originarios en pobreza y exclusión y una realidad urbana, particularmente en la zona metropolitana de la capital, pero presente en otras regiones, con problemas de inseguridad, que vive bajo la presión de las organizaciones sociales y del magisterio y que continuamente por los bloqueos, se vuelve intransitable.
Pero aún hay tiempo, no mucho, para atraer la simpatía de una sociedad cansada e incrédula con unas enormes ganas de vivir en un ambiente de paz que propicie la inversión, que ofrezca una posibilidad de futuro para las generaciones venideras; simpatía que se traduzca en apoyo solidario a las acciones que deberá tomar el Gobierno si pretende restaurar el estado de derecho.
Para Oaxaca el epígrafe de Descartes exige cambiar la “o” por la “y”, pues en nuestro estado para avanzar hay que andar de prisa y por el camino correcto.
Conozco al gobernador Murat y sé de su preparación, su capacidad, sus habilidades organizativas y su buena voluntad lo que sumado a su juventud y con un equipo que pueda seguir su ritmo y ayudarlo a concretar sus ideas, debería de ofrecer a la ciudadanía buenos resultados. Es cierto que décadas de rezago no se pueden resolver en 120 días, como cierta es la exigencia social de urgentes muestras de cambio. Solamente el Gobernador, con la responsabilidad que ostenta, sabrá si son necesarios los cambios en su equipo que se han señalado en los medios y en sectores de la sociedad o si, como en los deportes de conjunto, vale la pena esperar a que madure el proyecto para tener después buenos resultados. Lo importante es que él lo sepa y que pronto se sientan señales de mejoría.