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Agonismo, el método del populismo
Chantal Mouffe, académica internacional muy reconocida, ha escrito con agudeza que el populismo político es el extremo radical izquierdo del liberalismo, y que uno de sus métodos preferidos es la disrupción del estado de cosas prevaleciente a través del «agonismo».
El agonismo es la típica actitud y conducta, nada ajena en la vida cotidiana incluso, de descalificar, cuestionar, diverger y desestabilizar –si se dejan– a las instituciones, textos o condiciones real o aparentemente sólidas.
El propósito del agonismo es proponer tesis agresivas para forzar respuestas y antítesis que dinamicen una determinada situación institucional para provocar su paso a otro escenario. Es el disenso para identificar comunes y contrarios mas que el consenso para creer que nos identificamos o que todo o casi todo está bien.
Este es uno de los métodos preferidos del presidente Lopez Obrador y hasta ahora le ha dado frutos jugosos.
Lo ha ensayado con los partidos políticos, incluido el suyo, lo mismo que con los gobernadores y los poderes públicos, medios de comunicación, empresarios, autoridades electorales, órganos autónomos, los Estados Unidos o instancias de la comunidad internacional. Su más reciente reimpresión es la UNAM y las universidades públicas.
Hay que entender esa pasmosa habilidad del presidente para poner en crisis a instituciones y sus actores en busca de objetivos prácticos que pueden ser varios, separados o mixtos.
Se trata, por ejemplo, ya no solo de la típica y pasajera «caja china» o cortina de humo mediática para desviar y diluir la atención social y política respecto a problemas mas serios de agenda, sino tambien del inicio o continuación secuenciada de debates públicos o debilitamientos tácticos para ganar espacios o reconvertir o refundar organizaciones y sus respectivos mecanismos de gestión de sus propios gobiernos.
En cualquier caso, una actitud responsiva pertinente es y sera la actitud autocrítica y la contra argumentación fundada y motivada, junto con la respuesta coordinada y oportuna.
Solemos tener memoria dúctil, pero bien valdría la pena recordar que instituciones o actores como la Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO) no resistió el «agonismo», en tanto que otras, como los tres principales partidos opositores, las dos principales televisoras o algunos organismos autónomos han presentado lo mejor que han podido sus correspondientes defensas, adaptaciones resilientes o transiciones.
Quizás sea necesario ir más atrás en el tiempo para hallar en la sabia frase ya medio olvidada de un gran político-intelectual del priato tardío una de las claves para entender el agonismo.
Si, desde luego. Me refiero a don Jesús Reyes Heroles cuando afirmaba: «No queremos luchar con el aire, con el viento; lo que resiste apoya. Requerimos una sana resistencia que nos apoye en el avance político de Mexico».. Agrego un corolario extraido de la filosofía popular de Heliodoro Charis, inolvidable juchiteco: «Y lo que no, pues no».