Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
CIUDAD DE MÉXICO, 17 de diciembre de 2019.- Félix González, gobernador, movió todo para que Mario Villanueva Madrid no regresase a Quintana Roo.
Hoy la más extraña coalición de enemigos, la senadora Marybel Villegas y el gobernador Carlos Joaquín, coinciden en pedir que el controvertido político regrese a su casa. Que, en los hechos, sea liberado.
Independientemente de la culpabilidad o inocencia de Mario, que mucho se ha escrito al respecto, ahí está mi libro “Entre Políticos y Rufianes”, lo que debe ser analizado con extremo cuidado es el fenómeno que existe alrededor de él en estos tiempos, aparentemente lejanos de su permanencia en el poder.
El punto de partida de cualquier estudio es la realidad de Quintana Roo hace treinta años. La que permitió, propició la llegada al poder de Villanueva Madrid. El poder de “Chetumal”, de la capital, de los nativos que no tuvieron por mucho tiempo ninguna opción de progresar y, menos todavía, de acceder a una posición de poder público. Realidad que no parece haber cambiado lo suficiente.
Quintana Roo ha sido gobernada, por tres sexenios, por nativos de Cozumel. Antes por Joaquín Hendricks chetumaleño identificado con la migración beliceña. Fue el voto de Chetumal quien le dio el triunfo a Carlos Joaquín. Y la pregunta es si todavía esa disposición a su favor pervive. Si le creemos a las encuestas no. Y no hay que fustigar al gobernador por ello, sino a la realidad.
Una capital postergada en el crecimiento económico a perpetuidad, sin oportunidades de empleo o progreso.
Los chetumaleños, ese capital político, está con Mario Villanueva. Se siguen sintiendo identificados, cercanos al exgobernador. Y lo creen, mayoritariamente, víctima del Centro, de los mismos que los han olvidado siempre. Villanueva es visto como uno de ellos.
Esa es la razón, de cara al futuro inmediato, de que actores tan distantes como Villanueva y Marybel, pidan por su liberación.
¿Quién de ellos tendrá la gratitud de Villanueva? La política local, futurismo abierto, porque Carlos Joaquín ya se definió panista pidiendo la permanencia de ese partido en la casa de gobierno de Chetumal. Y porque la senadora Villegas, que hoy sufre una campaña de ataques periodísticos en su contra, ya se destapó como aspirante al gobierno desde la trinchera del Morenismo, ella que perteneció a todos los partidos políticos.
Lo cierto es que el exgobernador, “chucha cuerera” de la política local, va a irse a su casa. Por todas las razones que se han esgrimido, y otras imbricadas en los nuevos tiempos. Y su casa se convertirá en el sitio de peregrinación política más grande del Estado.
Ahora seremos atentos testigos de quién pone y quién quita, quién impulsa candidaturas, quién vende caro, muy caro su amor… y también el amor de los chetumaleños, voto clave para todas las elecciones por venir…
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