La Constitución de 1854 y la crisis de México
A escasos días de la visita del presidente Joe Biden a México, para participar en la Cumbre de las Américas del Norte, dos hechos, que se pensaban irrealizables, sacudieron e incendiaron la madrugada del 5 de enero del nuevo año.
Ciudad Juárez y Culiacán amanecieron en llamas entre balaceras, bloqueos e incendios provocados por las bandas criminales, en respuesta a dos operativos federales, donde cayeron dos de sus líderes: Ernesto Alberto de la Cruz, el Neto, así como Ovidio Guzmán, el Chapito.
Sin duda los golpes más fuertes y serios contra el crimen organizado. Ambas operaciones fueron realizadas por las Fuerzas Armadas y Federales, que en acciones muy concretas y precisas dieron cuenta de los peligrosos y poderosos jefes criminales.
El Neto fue abatido a tiros luego de ser detectado en una casa de seguridad y perseguido hasta ser herido de muerte, en la ciudad fronteriza de Juárez. El Chapito fue detenido y trasladado de inmediato al Campo Militar número uno. Su arresto fue una fuerte acción militar que contó con el apoyo de un helicóptero artillado que rafagueó durante largos minutos una vivienda ubicada en la mera capital de Sinaloa.
Y aunque los hechos no corresponden a acciones coordinadas, si llaman la atención por la efectividad, la prontitud y acción secreta de las autoridades, a unos días de la llegada del presidente de la Nación más poderosa del mundo, y con quien tenemos una frontera común de más de tres mil kilómetros de largo, y por donde se trafican toneladas de enervantes, armas y hasta seres humanos. Biden llegará para estar presente en la Cumbre de las Américas del Norte y expresó su deseo de visitar la frontera que divide a ambos países y eso preocupó.
Así, muchos se preguntan y coincidimos, si ello obedece a un cambio de estrategia en la lucha y combate contra el crimen organizado, o es una ofrenda al presidente estadunidense, que trae en la cartera temas de seguridad y migración. Ya veremos el tono de los mensajes y discursos a pronunciarse.
Por lo pronto, el Neto, que inició su carrera delictiva desde los 16 años de edad robando autos, escaló muy rápido los escalones de la criminalidad y al poco tiempo se dedicó al secuestro y al asesinato. A últimas fechas se le ubicó como líder de Los Mexicles, brazo armado del Cártel de Sinaloa en Chihuahua y quien recientemente se había fugado, durante un motín en el penal de Ciudad Juárez.
El angelito estaba sentenciado a más de 200 años de prisión por el secuestro de al menos 30 personas. Se sabe que con tan sólo 17 años ya lidereaba a una banda de secuestradores y era considerado uno de los principales generadores de violencia en aquella entidad.
En 2009 regresó al penal de Ciudad Juárez tras obtener un amparo por el que se ordenó su traslado desde una prisión federal a un Cereso, no obstante, a su gran peligrosidad y que en agosto de 2022 las autoridades de Chihuahua habían solicitado que nuevamente fuera llevado a un penal federal. No hubo caso y mucho menos acuerdo entre autoridades estatales y federales, hasta que se desató el infierno.
El Neto, modelo aspiracional de muchos chavos sin rumbo y metas claras, está hoy muerto y su cadáver permanece sin ser reclamado en una plancha metálica de una unidad forense. Como diría el clásico: crimen y castigo. El caso no termina, pues junto con el Neto se fugaron otros 30 reos peligrosos por los que se ofrecen hasta cinco millones de pesos por su captura. Ciudad Juárez mientras tanto entre el miedo y la parálisis.
Sobre el caso Chapito, las autoridades federales informaron que uno de los hijos del famoso narcotraficante, Joaquín el Chapo Guzmán, de los más buscados en los Estados Unidos, el Chapito, fue capturado, lo que desató una ola de incendios y bloqueos en la capital sinaloense de Culiacán.
A muchos vinieron a la mente los hechos del llamado culiacanazo, cuando Ovidio fue detenido y posteriormente liberado –por una orden presidencial -. Con el fin de evitar un derramamiento de sangre mayor. Al parecer hoy las circunstancias fueron distintas y se calculó no habría un baño de sangre, pero si una fuerte reacción del Cártel Sinaloa, que desde la madrugada soltó a sus demonios.
El Ejército y la Guardia Nacional han sido movilizados a dichas entidades donde se espera sigan las reacciones de las bandas criminales. La ciudadanía asustada y encerrada en sus casas, los expertos y analistas se preguntan si es ofrenda al vecino país o el inicio de un cambio en la estrategia, luego del fracaso de los abrazos y no balazos.