Nos pegó la Fernandomanía
CIUDAD DE MÉXICO, 16 de julio de 2020.- Hasta desde el espacio se puede ver que la llegada de Emilio Lozoya a México es parte de un show electoral montado por el gobierno para enlodar a la oposición con filtraciones al por mayor.
Al gobierno le urge, como asunto de vida o muerte, ganar las elecciones del próximo año.
Sin embargo debe hacer la investigación y sustentar las acusaciones con profesionalismo y no con teatralidad electorera, como hasta ahora.
Es que si la base de la acusación es el daño patrimonial a Pemex, derivada de una mala decisión del gobierno anterior, serán muchos los candidatos a vestir de beige cuando acabe esta administración.
La tentación del manoseo electoral de un caso serio, es grande. Sobre todo si es un salvavidas cuando se ha hundido la economía de un gran país.
En su mano tienen a eso que dijeron que iba a ser «autónomo». Sirve para divulgar nombres y ensuciar adversarios electorales con el manto encubridor de «fuentes cercanas a la FGR».
Culpables o no los mencionados, es lo de menos. El punto es someter al PRI, embarrar al PAN y dinamitar a los aliados de Felipe Calderón.
Se filtran nombres, nadie asume la responsabilidad y «palo dado ni Dios lo quita».
Se optó por el circo ante el desastre económico, sanitario y social, que tiene el gobierno federal en su gestión.
En el caso Lozoya y en cualquier otro, el que la hizo, el que robó, lo metió en una cuenta suya o de un familiar y se puso como beneficiario de la cuenta, que la pague.
Lozoya viene por su libertad: será el instrumento para que Morena gane las elecciones.
Si le piden que cante la Marsellesa en arameo, seguramente se la aprenderá de memoria y lo hará.
Con filtraciones habrá circo y dividendos electorales.
La justicia es otra cosa, más seria, se requieren pruebas, y no andan tras eso.
Hasta ahora lo que ha dicho el gobierno es que hubo un daño patrimonial a Pemex por la compra a sobreprecio de la planta Agro Nitrogenados.
Eso es muy débil, ya que se compró con valuación independiente de por medio.
Sí habría daño patrimonial en lo mencionado por la Auditoría Superior de la Federación (ASF), conducida por un profesional de prestigio que no se prestaría a jugarretas, David Colmenares Páramo, en que la planta de fertilizantes nitrogenados no cumplió sus metas de operación y sus costos se rebasaron al pasar de 195 a 443 millones de dólares.
Hasta ahí, la adquisición de esa planta fue un error que provocó un daño patrimonial aproximado de cuatro mil millones de pesos. Mucho dinero.
Pero… ¿a cuánto asciende el daño patrimonial por la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México?
Hasta ahora, por pagar contratos ya firmados en una obra en marcha, se pagaron cerca de 80 mil millones de pesos. Veinte veces más que las pérdidas de Agro Nitrogenados.
¿Quién será el Lozoya o el Videgaray del próximo sexenio que pague por eso?
Alguien tendrá que pagar por todo lo que ya había invertido en el NAIM y se dejó morir o se destruyó con trascabos o inundación.
Unos cien mil millones de pesos adicionales. Son las pérdidas de veinticinco plantas de Agro Nitrogenados.
Todavía faltan por pagar cuatro mil 200 millones de dólares a tenedores de bonos de largo plazo por el NAIM, que se van pagando con los derechos de aeropuerto.
¿Nadie va a responder por ese dineral tirado a la basura?
En Agro Nitrogenados hay fierros que al parecer no son útiles para su propósito. ¿Y del NAIM, qué queda? Escombros.
Lo que había lo destruyeron, pagaron con recursos públicos y comprometieron los ingresos del actual aeropuerto capitalino durante muchos años para cubrir una inversión de la que no veremos ningún beneficio.
Para el actual gobierno, Pemex es la niña de sus ojos. Congeló la reforma energética y, el año pasado, le inyectó cinco mil millones de pesos adicionales a la empresa petrolera.
¿Qué tal nos fue?
Pemex produjo el año pasado 1.6 millones de barriles diarios, que es la cifra más baja desde 1979.
Las exportaciones, por volumen, fueron las peores desde 1981. En comparación con 2018, cayeron 6.8 por ciento.
Ese daño patrimonial, ¿no cuenta?
Otro objetivo esencial del gobierno, la refinación: en 2019 Pemex-Refinación perdió 50 mil millones de pesos.
Y en el primer trimestre de este año perdió 80 mil millones de pesos.
Sí, por una mala compra, en el sexenio anterior Pemex perdió cuatro mil millones de pesos.
Pero en el primer trimestre de este año las pérdidas de Pemex ascendieron a 562 mil millones de pesos, un equivalente a cuatro años del presupuesto de la secretaría de Salud.
Las pérdidas por Agro Nitrogenados fueron de cuatro mil millones de pesos. A la cárcel por daño patrimonial quienes la compraron.
Y en el primer trimestre de este año a Pemex se le inyectó una cantidad diez veces mayor: 40 mil millones de pesos que se tomaron de Salud y otras partidas.
¿Qué tal nos fue?
Cada día del primer trimestre Pemex perdió seis mil 178 millones de pesos.
Es decir, cada día perdimos en Pemex el equivalente a una vez y media de todas las pérdidas de Agro Nitrogenados. ¡En un día!
Si alguien se metió dinero a la bolsa, que la pague y nadie lo defenderá.
Pero si es daño patrimonial, que la justicia sea pareja.
¿Justicia? Para nada.
El tema es electoral, enlodarlos a todos para distraer de una mortandad inaceptable de mexicanos y un daño histórico a la economía y al empleo.