Revisitar al pasado
La defensa de López Obrador sobre la ministra Yasmín Esquivel fue peor que desastrosa. Hasta el momento, los señalamientos contra derivada del reportaje de Guillermo Sheridan en Latinus se reducen a comprometedoras presunciones; sin embargo, el presidente, como primera reacción, convalidó el señalamiento al referirse a errores de juventud y tratar de minimizar la investigación del acreditado escritor y sus implicaciones. Después, concedió que hubo plagio, pero no certeza de quien era el responsable que, a su vez, compromete la presunción de inocencia; al exculpar a una inculpa al otro. Tan sencillo como señalar que había que esperar a la resolución de las autoridades competentes y, entretanto, pedir respeto a la ministra.
Finalmente, cuando el daño hacía insostenible la candidatura de la ministra Esquivel para presidir al pleno de la Corte, optó por pobretearla -una mala manera de referirse a un aliado en dificultad-, y golpear en exceso al ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, por haber trabajado previamente representando a patrones; extraño que nada dijera sobre su cargo en el SAT bajo gobiernos panistas y su titularidad promovida por el entonces presidente Felipe Calderón, especialmente porque el presidente ha dicho, con razón, que se privilegiaba a los grandes contribuyentes.
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