Día 28. PIB: crisis por modelo desarrollo y neoliberalismo
CIUDAD DE MÉXICO, 27 de junio de 2017.- La derecha y la izquierda han desperdiciado medio siglo de crisis política, desde el colapso estudiantil del 68. Ahora nuevamente sacan de la chistera el frente opositor que ningún panista ni perredista va a aceptar, lo que le deja al PRI la certeza de que con 25%-30% de los votos puede mantener la presidencia en el 2018.
El PAN y el PRD solo quieren ganarle al PRI en las elecciones y en realidad carecen de una idea reformadora. El PAN ganó la presidencia en el 2000 para “sacar a patadas al PRI de Los Pinos” y Fox co-gobernó con el viejo PRI; y el PRD de López Obrador en el DF tuvo una administración priista típica.
Por tanto, el frente opositor solo será una alianza para la alternancia de partidos en la presidencia de la república porque en realidad el PAN y el PRD carecen de una propuesta de transición del sistema/régimen/Estado priísta a una nueva estructura de poder.
El problema no es la democracia; con todo, México pasaría cualquier examen para caracterizarse como un gobierno democrático; en todo caso, la oposición en el congreso y en algunas estructuras de poder autónomas ha fracasado en su obligación de construir una verdadera alternativa al PRI.
Las élites de la oposición panista ignoran las categorías políticas del cambio. Por eso el PAN designó a Gustavo Madero como responsable de operar el Frente Opositor, cuando Madero demostró carecer de entendimiento politológico. El país se ha decepcionado desde 1968 sólo con el relevo de partidos en el poder, pero sin operar los cambios institucionales para reorganizar el sistema/régimen/Estado. En este sentido, Ricardo Anaya, Gustavo Madero y Margarita Zavala no entienden la diferencia entre alternancia, alternativa y transición de régimen.
El único panista que se ha preocupado por estudiar la ciencia política de los cambios de régimen es Marco Antonio Adame, exgobernador de Morelos; sin embargo, se ha encontrado dentro del PAN con oídos sordos porque nadie está preocupado por razonar que la alternancia es el cambio de élites, la alternativa es una oferta diferente a la existente y la transición implica pasar de un sistema/régimen/Estado priista autoritario y absolutista a uno realmente democrático y de instituciones
Ni Fox, ni Calderón, ni Anaya han sabido dar un diagnóstico politológico del México en crisis. Fox es un priísta vergonzante, Calderón careció de alguna idea política, su esposa Margarita padece del mismo mal porque así lo revela en sus mensajes vacíos, inocuos y demagógicos como si fuera priísta, Anaya sólo es un ambicioso de poder.
De lado del PRD la situación es peor porque su origen ideológico abrevó en la dialéctica marxista del Partido Comunista que sí buscó una alternancia de sistema/régimen/Estado, pero quedó en manos del retro-pos cardenismo reducido al pragmatismo lopezobradorista de asistencialismo a cambio de votos.
Ganada la democracia electoral, el país enfrenta su verdadero reto: la transición de la dictadura presidencialista del sistema/régimen/Estado priísta a una verdadera república de instituciones, leyes y equilibrios.
El frente opositor PAN-PRD es solo demagogia electoral. En el 2000-2012 el PAN de Fox y Calderón fortaleció el régimen priísta; en el 2010 la alianza PAN-PRD en Oaxaca, Sinaloa y Puebla ganó la alternancia de élites pero reforzó la estructura priista de poder. Lo mismo quieren para el 2018: que el PAN y el PRD se apoderen de la estructura del PRI, no construir una república de instituciones.
Política para dummies: La política es la especial sensibilidad para saber lo que se quiere cambiar, no lo que se desea vender.
Solo para sus ojos:
El gobernador veracruzano Miguel Ángel Yunes se encuentra preocupado porque el aumento en la violencia criminal le daña sus aspiraciones presidenciales. Dijo “no permitiré que el crimen organizado mande en Veracruz”, cuando es obvio que sigue mandando y el gobierno estatal panista ha sido rebasado.
El gobernador mexiquense Eruviel Ávila no oculta el hecho de que está copiando el modelo sucesorio de Enrique Peña Nieto en 2011, al grado de que quiso convertir su boda en un acto político. Pero la historia no se repite, a menos que la segunda vez, decía Marx, sea como farsa.
Siguen las agresiones contra periodistas y medios y nada que el gobierno federal encuentra la forma de detenerlas, si acaso éste fuera su objetivo. Pero si fuerzas de seguridad son atacadas por criminales y el gobierno nada puede hacer por evitarla, menos se preocupará por la prensa.
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@carlosramirezh