Economía en sentido contrario: Banamex
ESPRESSO COMPOL
“La vida se vive hacia adelante pero sólo puede entenderse mirando hacia atrás” hace 25 años que esta célebre frase se podía leer en todos los cines mexicanos.
La misma era parte del cartel de un documental titulado “Del olvido al no me acuerdo”, el cual fue su ópera prima y lo encumbró en la escena mexicana del cine.
La frase no es de su autoría sino de Søren Kierkegaard, filósofo danés considerado padre del existencialismo.
En este momento de la vida política de México esta frase adquiere una gran relevancia y, quizás, si se quiere ver así: un poder necesario para que los partidos políticos puedan tener un mejor rumbo.
Sin distinción alguna: los partidos políticos mexicanos están en una gran crisis; a los ganadores se les nota poco, para los perdedores, la crisis se magnifica.
Por ello, la frase con la que comienzo este texto, de un filósofo nacido en 1813, tiene vigencia y poder en pleno siglo XXI: los partidos políticos mexicanos que compitieron en la elección presidencial no tienen idea cómo salir de la crisis: ni los perdedores ni los ganadores, éstos últimos embriagados por una aplastante victoria, que se convierte en ceguera.
Es obvio que los ojos de todas y todos los mexicanos estén en los derrotados: Partido Revolucionario Institucional, Partido Acción Nacional y Partido de la Revolución Democrática; los cuales conformaron la alianza “fuerza y corazón por México”, la cual quedó aplastada por Morena.
Luego está Movimiento Ciudadano, el antiguo Convergencia por la Democracia, que fundó y dirige como dueño absoluto el impresentable Dante Delgado Rannauro. Quien sorteó un accidentado proceso de elección de candidato presidencial, que derivó en una votación presidencial marginal.
Y finalmente, está el partido ganador: Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) fundado por Andrés Manuel López Obrador y que obtuvo su registro en 2014. Sólo una década después, este partido ya ganó de manera apabullante dos elecciones presidenciales.
¡Si la victoria es pura vida y celebración! ¿Qué crisis puede tener Morena? Se preguntan muchos afines a dicho partido político. El confeti de la fiesta esconde muy bien las grietas en el piso. El triunfo, la obtención del poder va a proyectar, los problemas internos que tiene Morena, los cuales no se notan ahorita, pero sin duda se notarán. Es más difícil hace autocrítica cuando se gana, pero para el partido oficial, el partido gobierno, la autocrítica es muy necesaria.
De no hacerla, la soberbia, la hubris, pueden fragmentar al actual partido casi hegemónico de México.
Movimiento Ciudadano se convirtió en esta elección presidencial en el máximo exponente de la frivolidad. El partido del expriista y exgobernador veracruzano, quien a pesar de ser un dinosaurio de la política, confió en un equipo de publicistas para cambiar la cara de un partido marginal y llevarlo a gobernar dos estados: Jalisco y Nuevo León.
Y son precisamente esos dos estados, las principales facciones que se disputan el control del partido naranja: la parte seria, formal y experimentada que representa el jalisciense Enrique Alfaro y la parte frívola, desaseada y temperamental que representa el neoleonés Samuel García.
En el primer round en el que se enfrentaron fue la candidatura presidencial; mismo que ganó Samuel García y que su falta de talento y oficio político echó a perder, lo que resultó en la candidatura de un perfecto desconocido que no tuvo los resultados esperados.
Este segundo round naranja, parece tener ventaja Alfaro, pues su rival interno, Samuel García perdió absolutamente todo. Contrario a Alfaro, quien mantuvo su estado totalmente naranja con trabajo y seriedad.
La crisis naranja se agudizará, pues Samuel, como ha demostrado públicamente, no tiene oficio político y seguro dará su batalla en redes sociales para hacerse del control del partido a nivel nacional.
Desde afuera de le esfera naranja, es muy claro que el camino sensato para Movimiento Ciudadano, es que la parte ganadora y eficaz electoralmente y desde el gobierno, se haga del control nacional, pero en la actualidad política mexicana ha quedado demostrado, que la lógica poco importa.
Movimiento Ciudadano tiene la mira puesta hacia adelante, en el futuro, pero sin mirar hacia atrás. Lo cual, los puede hacer perder (aún más) el rumbo. Porque no se pueden tomar decisiones sin tomar en cuenta al pasado.
En el caso de los partidos que nominaron a Xóchitl Gálvez, PRI-PAN-PRD, sus crisis se han agudizado.
El PRD era un zombie al iniciar este proceso electoral; su apuesta era conectar su manguera a un tanque prestado que les diera un poco de oxígeno para seguir con vida.
Su dirigencia, totalmente desconectada del electorado y sin liderazgos locales ni regionales, no miró ni al pasado, ni al presente y no entendió nada: su muerte como partido político era inevitable.
El PAN, histórico partido de la oposición mexicana, perdió mucho terreno ante un partido que ha perfeccionado el uso del gobierno para ganar elecciones. Desde el pasado 2 de junio, quedó evidenciada que atraviesan por una crisis fuerte, derivado del liderazgo de Marko Cortés y los grupos internos que le exigen cuentas ante el fracaso electoral, que llevó a perder el estado de Yucatán y mucho terreno en las elecciones legislativas. Exgobernadores panistas piden la salida de Cortés de manera inmediata, cuando también quedó evidenciado, en esta elección, el poco peso electoral de ellos mismos.
Muchos panistas se lamentan y piden volver al pasado: “urge volver a la doctrina”, “hay que volver a Batopilas” (en referencia a Gómez Morín), “abandonamos nuestros principios hay que volver a ellos”, y un largo etcétera.
Si hay que mirar al pasado para poder avanzar, pero es un despropósito querer volver al pasado para cambiar el futuro. Esas actitudes de panistas de todo el país dejan en claro que no entienden el momento político de México: el pasado se debe quedar en el pasado, porque no llena las expectativas del electorado mexicano. En pocas palabras: México es otro país totalmente distinto al que vivió Gómez Morín, Luis H. Álvarez o el mismo Maquío.
Si el panismo se quiere quedar estancado en el pasado, los votos se van a ir a otra opción política, que conecte con la sociedad del México del 2024.
Si el PAN quiere seguir con vida para avanzar, sólo hay que mirar hacia atrás, no quedarse estancado ahí.
ESPRESSO COMPOL
El análisis sobre el PRI lo haré la semana que viene. Pero, adelanto: la reacción actual del priismo nacional es muy similar a la del panismo.