Día 22. Palacio perdió dominio de la agenda de la crisis
CIUDAD DE MÉXICO, 10 de marzo de 2020.- No, cuando decimos que agoniza el gobierno de López Obrador no nos referimos a los estragos del lunes negro en las bolsas del mundo –de ayer 9 de marzo–, y tampoco a los efectos catastróficos de la caída del precio del petróleo y el disparo del peso frente al dólar.
Esa agonía –los efectos globales externos en la economía mexicana–, en realidad se sumará a los gravísimos daños provocados por el propio presidente mexicano, quien en sólo 15 meses dilapidó la robusta legitimidad y el impensable bono democrático que lo llevó a ser el mandatario más votado y más popular de la historia.
Y es que si bien los efectos económicos externos serán de suyo una catástrofe para un gobierno de ignorantes y analfabetas económicos –como el de Obrador–, los efectos sociales y políticos ya tienen al gobierno López al borde de la tumba.
¿Por qué?
Porque en un tiempo récord, de sólo 15 meses, el presidente mexicano más votado y más popular tiró al drenaje la impensable legitimidad que le entregaron –a manos llenas–, 30 millones de mexicanos; 15 millones de ellos votos de mujeres que hoy rechazan a Obrador.
Y es que a sólo 15 meses de iniciado “el sueño del cambio” muchos de esos 30 millones de votantes repudian al mal gobierno de Obrador.
Así lo dicen encuestas como la de México Elige, que en su más reciente ejercicio demoscópico arrojó que la popularidad de AMLO ya cayó debajo del 50 por ciento y se coloca en 47.8 %. A su vez, Consulta Mitofsky revela que su seguimiento diario está muy cerca del 50 % de las preferencias a favor de López Obrador, lo que significa una caída de casi 30 puntos porcentuales en esos primeros 15 meses de gobierno
Pero las señales más claras de ese repudio las vimos primero en Puebla, la semana pasada, cuando 150 mil estudiantes salieron a la calle para exigir justicia al fallido gobierno de Miguel Barbosa, de Morena, luego del crimen de cuatro estudiantes.
Luego, más de 300 mil mujeres salieron a la calle el domingo 8 de marzo, en la ciudad de México, para exigir ni una más muerta, desaparecida, violada, hostigada… Y, apenas ayer, millones de mujeres de todo el país se ausentaron de sus labores en el también histórico “un día sin mujeres”.
En los tres casos vimos a ciudadanas y ciudadanos llevados al límite de lo tolerable, en sendas protestas que, en los hechos, son la “última llamada” a un gobierno de ignorantes, analfabetas, mentirosos y estultos que aún creen que el voto que los eligió para conducir al país, es igual a regalarles el país para hacer con él lo que les plazca.
Y es que las tres más recientes expresiones de rechazo –repudio de mujeres y hombres–, contra el ineficaz gobierno de Obrador, son la última advertencia al grupo en el poder para que corrija el rumbo, antes de que el enojo social se desborde y que otra multitud ya no sólo exija justicia y ni una mujer más muerta, violada y secuestrada… sino que reclame la renuncia de López Obrador y la disolución de su gobierno.
El mayor riesgo, sin embargo, está a la vista de todos y es el peligroso “pataleo” de un gobierno acorralado por sus errores y fracasos, lo que desató el enojo social y, frente a ello, la tentación de la represión oficial.
Los fracasos todos los conocen; fracaso económico, fracaso en violencia y seguridad, fracaso en la creación de empleos, fracaso en la salud pública, fracaso por la sumisión de México frente a Estados Unidos, fracaso en derechos humanos, fracaso en la persecución a criminales y, el mayor y más escandaloso; el fracaso en garantizar la seguridad y la vida de las mujeres y los niños.
Esa cascada de fracasos, además de la crisis económica global que se catalizó en todo el mundo en las últimas horas, es el clima ideal para escalar el enojo ciudadano en México. Luego de los ejemplos de los estudiantes en Puebla y de las mujeres el 8 y 9 de marzo, vendrán más movilizaciones y se endurecerá aún más el puño represor del gobierno de AMLO.
Ese puño oficial disfrazado de infiltradas que vandalizaron justo cuando la Ciudad de México era tomada por más de 300 mil mujeres; el puño fascista de Claudia Sheinbaum que hizo todo por reventar esa marcha, incluso cerrar los accesos al Zócalo.
Ese es el gran peligro, que, en su agonía, el fascista gobierno de López Obrador inicie la represión directa, sin el disfraz del vandalismo y que siga la instauración de la dictadura.
Esa ha sido la película que hemos visto en el centro y el sur del continente y que ya empezamos a ver en México.
¿No lo creen?
Al tiempo.