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OAXACA, Oax. 11 de diciembre de 2024.- El arquitecto Raúl Corzo Llaguno, quien lideró la construcción del Auditorio Guelaguetza hace más de 50 años, destacó en entrevista la importancia histórica y cultural de este recinto, que se ha consolidado como símbolo de la identidad oaxaqueña y hogar de la máxima fiesta del estado.
La construcción del auditorio fue impulsada por el entonces gobernador Víctor Bravo Ahuja en los años 70, quien buscaba crear un espacio adecuado para la celebración de la Guelaguetza, que desde 1932 se realizaba en la Rotonda de las Azucenas, el antiguo nombre del lugar.
El diseño estuvo a cargo del arquitecto Mario del Olmo, quien se inspiró en los teatros griegos con su característica forma semicircular y gradas al aire libre.
«Inicialmente, el proyecto contemplaba capacidad para 5.000 espectadores, pero el gobernador pidió ampliarlo para albergar a 10.000 personas», recordó Corzo Llaguno.
El arquitecto del Olmo, quien vivió varios años en Grecia, adaptó esta idea clásica a las necesidades culturales y geográficas de Oaxaca.
¿Diez mil espectadores? Eso era una barbaridad, pensamos que no se iba a llenar, pensamos, pero nos equivocamos, nos cuenta desde su casa, donde recibió a Quadratín para conversar sobre el que ha sido uno de los proyectos arquitectónicos más importantes de los últimos 50 años.
La edificación del auditorio requirió una excavación profunda en el Cerro del Fortín, con maquinaria pesada y la participación de alrededor de 500 trabajadores. «El trabajo de los topógrafos fue crucial para garantizar que las grados no tuvieran desniveles», destacó Corzo. La obra, que difícil cerca de un año, se convirtió en un esfuerzo técnico y logístico que sentó las bases del recinto emblemático que hoy conocemos.
A lo largo de los años, el Auditorio Guelaguetza ha sido objeto de modificaciones que responden a las demandas de los espectadores. En el gobierno de Ulises Ruiz Ortiz, se instaló una velaria para proteger al público del sol y la lluvia, mientras que las adecuaciones más recientes incluyeron la colocación de asientos de plástico para mayor comodidad.
El arquitecto Raúl Corzo expresó su orgullo de que, cinco décadas después, el auditorio siga siendo un referente cultural de Oaxaca: «Pasarán otros 100 años y continuará siendo el lugar donde se presenta la riqueza cultural de los oaxaqueños».
La Guelaguetza, cuya primera edición se remonta a 1932 como parte de los festejos por el IV Centenario de la Ciudad de Oaxaca, se ha convertido en la máxima expresión de las tradiciones del estado. Cada julio, el evento reúne a comunidades de las ocho regiones de Oaxaca para presentar sus danzas, música y vestimenta tradicional. La construcción del auditorio marcó un antes y un después, al dotar a esta celebración de un espacio icónico que representa la fusión de tradición y modernidad.
Raúl Corzo fue en la época director del Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas (Capfce), a quien le encargaron la construcción del auditorio Guelaguetza.
Consideró que los topógrafos fueron pieza clave en la construcción del mismo, pues gracias a ellos hay una precisión en las curvas del auditorio, un inmueble histórico para Oaxaca.
El Auditorio Guelaguetza no solo es un espacio arquitectónico destacado, sino también un símbolo de la preservación cultural y el orgullo oaxaqueño, reafirmando su lugar en la historia de México como el corazón de una de las festividades más importantes del país.