Aunque lo nieguen, sí hay terrorismo
CIUDAD DE MEXICO, 22 de noviembre de 2017.- Si la nominación del candidato presidencial del PRI debió salir antes de la 22 asamblea nacional del PRI de agosto, los retrasos han ido descomponiendo el ambiente al interior del grupo peñista, del gobierno y de los priistas.
Los retrasos en el destape priista tienen muchas explicaciones: esperar las cartas abiertas de la oposición, darle más tiempo político al presidente saliente y no adelantar los tiempos legales del Instituto Nacional Electoral.
Sin embargo, la dinámica de los grupos priistas siempre ha causado tropiezos cuando los tiempos se alargan, sobre todo cuando el presidente de la república ha debido fijar una lista oficiosa de aspirantes. Sin una decisión oficializada, todos los grupos tratan de desprestigiar al adversario un poco para tratar de modificar la decisión presidencial y otro para documentar compromisos de nuevas alianzas internas.
El proceso interno en el PRI comienza a descomponérsele al presidente Peña Nieto. La asamblea se redujo a la aprobación de un candidato sin militancia partidista, lo que puso a José Antonio Meade en el centro de los jaloneos; los mensajes presidenciales a favor de Meade como el elegido han sido parte de un destape adelantado o una forma de protegerlo porque no va a ser, pero expuesto a bombardeo severo.
Lo mismo acaba de ocurrir con la entrega a Reforma de un expediente sobre las presuntas irregularidades de Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación y precandidato oficializado, con constructoras: más que un intento de abrir temas delicados, esos datos forman parte de una guerra sucia en el gabinete presidencial. Lo de menos es que esas informaciones están mal calibradas y muy infladas; lo importante es que grupos de poder dentro del PRI ya se metieron en los espacios de decisión que sólo le corresponden al presidente de la república.
Las filtraciones publicadas en diarios, revistas y columnas ensucian el método del dedazo presidencial. Los tres principales precandidatos –Meade, Osorio Chong y Aurelio Nuño– han sido salpicados con datos no confiables, pero sí publicables, ocupando los vacíos de información política oficial.
Los tiempos presidenciales tienen tres razones: encontrar el momento exacto para que el destape genere un impulso favorable; razones personales del presidente en turno para alargar lo más que se puede su fuerza institucional porque los presidentes suelen perder hasta dos terceras partes de su poder en el momento mismo de la difusión del candidato presidencial priista; jugar vis a vis con los candidatos de la oposición y no porque ellos determinen el candidato sino porque ahí se encuentra un espacio de posicionamiento político.
El proceso peñista de sucesión ha tenido mensajes extraños que movieron el tablero: luego de que metió a Meade en la terna oficial, el senador Emilio Gamboa acaba de sacarlo dejando entrever que su posición más viable es la gubernatura del Banco de México. La clase política priista quedó desorientada por esos dos mensajes de Gamboa y podría ser que el golpe contra Osorio Chong enviado a través de Reforma fuera una forma de iniciar una fase corta de guerra sucia entre los grupos de los precandidatos bajo la fórmula de si no soy yo, entonces tampoco tú.
El golpe contra Osorio Chong debe ser interpretado en Los Pinos como un indicio de que el destape debe ser rápido y contundente o pagar la factura de descomposición del proceso por la tardanza.
Política para dummies: La política es la sensibilidad para tomar decisiones en el momento exacto, ni antes ni después.
Sólo para sus ojos:
· Los que creen que el gobierno de coalición es una fórmula mágica, deben ver ahora la crisis en Alemania donde no se puede formar esa coalición por la diversidad de intereses. Si no hay acuerdo, habría otro proceso electoral o varios hasta que haya una mayoría absoluta. Y eso que los alemanes son políticamente muy maduros y desarrollados.
· El asesinato del director de la empresa Izzi en el Estado de México afecta al exgobernador Eruviel Ávila porque dejó el pasivo de una enorme y creciente inseguridad. Y ese daño podría afectar al PRI en Ciudad de México. Ávila se dedicó a negar la criminalidad y su herencia ha atrapado a su sucesor Alfredo del Mazo sin capacidad para diseñar una estrategia de corto plazo.
· Lo mejor sería cancelar la entrega de la medalla “Belisario Domínguez” y crear otro mecanismo que no pase por cuota de los partidos. Las últimas premiaciones distorsionaron el ejemplo del senador chiapaneco que enfrentó con su vida al usurpador Victoriano Huerta.
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