
México y la semana aquimichú
CDMX, 15 de abril, 2017.- En México se vive como diría Thomas Hobbes un estado de guerra, donde el Estado es incapaz de establecer condiciones para que se garantice la seguridad y se pueda ejercer libremente el periodismo.
El gobierno de Enrique Peña Nieto ha sido insensible al respeto de los derechos humanos, su administración será juzgada por la historia, pues hoy forma parte de la vida cotidiana la desaparición forzada, las ejecuciones extrajudiciales, la tortura y la muerte impune de los comunicadores.
De acuerdo a la Feadle en lo que va de su gestión han sido asesinados por lo menos 30 periodistas y cerca del 99 por ciento de los crímenes gozan de impunidad. Hoy nos indigna la muerte de Maximino Rodríguez Palacios, quien fue asesinado en el estacionamiento del centro comercial City Club, en la Paz Baja California Sur, según el reporte de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE).
Sin embargo, tan sólo en el mes pasado la ola de violencia cobró la vida de tres comunicadores: en Chihuahua, Miroslava Breach, corresponsal de La Jornada; en Veracruz, Ricardo Monlui, director del periódico El Político; y en Guerrero, Cecilio Pineda, director de La Voz de Tierra Caliente.
¿Cuánta sangre más tendrá que correr para que el gobierno actúe con eficacia? ¿Es aceptable el nivel de impunidad que hay en todos lo casos, y la afrenta que tienen que enfrentar los familiares y amigos de las víctimas?
La libertad de expresión y el derecho a la información seguirán siendo una promesa en nuestro país ante la inmovilidad de nuestras instituciones, por omisión o complicidad. ¡Ya basta!
Fuente: Quadratín Debate