El episcopado ante el segundo piso de la 4T
En una colaboración anterior escribí que el clima de polarización que no pocos sostienen se debe a los tiempos que estamos viviendo en los últimos cinco años, es una radicalización de lo que durante años ha estado presente en nuestra coexistencia social y que las formas y maneras de conducir la más alta representación de nuestro régimen presidencialista que no parlamentario como ya se ha hecho una falsedad aceptada por tirios y troyanos, ha potencializado de manera contundente de tal manera que lo que veíamos esporádica sino es que subrepticiamente en el comportamiento de personas en nuestro país, se ha vuelto recurrente y de manera abierta en no pocos espacios de la vida pública. Ahora también el reclamo airado, el ataque a los que señalan los probables desaciertos en la administración pública, a los que acusan los errores, faltas y presuntos delitos de quienes deben servir en tanto empleados públicos electos o nombrados, omisiones, incumplimiento a preceptos constitucionales como el derecho de audiencia o niegan las cada vez más frecuentes y poco comprobables aseveraciones de estar respondiendo a las demandas, requerimientos, impartición y administración de justicia pronta y expedita, son exhibidos en no pocas ocasiones trasgrediendo la vida y asuntos privados resguardados por las leyes vigentes en la más completa impunidad y de tanto practicarlo que lo están haciendo como algo normal o que debe aceptarse sin reparo alguno.
Y es que tratando de explicar este hecho cada día más frecuente en los tres órdenes de gobierno cuando hasta hace poco era un tema casi de tipo municipal en tanto no pocos presidentes tenían controlado por medio del caciquismo, sus guardias blancas, pistoleros, matarifes y por supuesto su poder económico a la población repitiendo en el cargo ellos y sus descendientes, con el ascenso de una clase social diferente a la que tradicionalmente accedía al poder estatal y federal también hechas clanes, familias y grupos hereditarios como el de Atlacomulco, la vallistocracia o los Norteños, traen también sus formas, sus cargas, sus cobros heredados y sufridos por generaciones y que a las primeras respuestas y escaramuzas las estamos padeciendo. Ahora además de otros datos, de las administraciones pasadas y los gobernantes que no hicieron “nada” , en esa frase absurda en vez de no hicieron algo, se suman a los medios y comentócratas que señalan faltas u omisiones que “a ver porque no lo hicieron con los gobernantes anteriores” o señalando abiertamente con las frase coloquiales tan en uso de ese contexto social de “bájale una rayita” y sobre todo tratando de atacar al emisor con acusaciones de toda índole más que argumentar o presentar pruebas contundentes que están equivocados o que de plano actúan de mala fe o con dolo.
Pareciera que como señalan los análisis antropológicos o sociológicos, esta formación social arrastra constantemente también los argumentos ideológicos de un poder supremo, totalitario o cuasi divino de una sola opinión, una sola verdad y una sola razón que casi siempre les asiste aun con sus propios congéneres que los aísla de la conciencia de clase para sí como entre otros lo sostiene la gran Rosa Luxemburgo o se sostiene en el librito de cabecera que no parece que accedan tan cotidianamente a pesar de su auto afiliación de izquierda. Para ellos las opiniones diferentes deben ser excluidas aún atacadas con todo el poder del que disponen no solo en sostener que no son ciertas ni las aceptan, sino que las deben atacar con toda la virulencia y contundencia a sus alcance dándose a la par un hecho cada vez mayor de ser invalidados por la vía de la Corte o de las primeras instancias juzgadoras de distrito teniendo que echar para atrás disposiciones, articulados, medidas administrativas o simples ordenes ejecutivas que los lleva a ir con todo contra el poder judicial, los partidos con registro, los analistas, intelectuales, artistas o ciudadanas y ciudadanos que tienen una opinión y respuestas distintas a lo que es otra de sus aseveraciones tan recurrentes de auto considerar “histórico” casi todo lo que hacen.
En el futuro inmediato el panorama nacional no parece tener muchas salidas sobre todo en el aspecto ecónomico por lo menguado de los recursos con que se disponen sin una reforma fiscal que permita obtener lo mínimo suficiente que no sea aún más endeudamiento no solo para aspirar a nuevas inversiones o acciones novedosas de gobierno, sino para mantener los montos cada vez mayores de los programas sociales que solo por mencionar el de la pensión para adultos mayores requieren de más de 400 mil millones de pesos para el 2025 sin contar que hay la promesa de aumentar el monto de las pensiones que se dijo podrían ser de entre el 15 y el 25% más que ahora se otorgan. Ni que decir de nuestro estado que su presupuesto se conforma en más del 89% de las aportaciones federales.
Gerardo Garfias Ruiz