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OAXACA, Oax., 5 de octubre de 2018.- A un año de los sismos más destructivos de las últimas décadas en México, la población oaxaqueña continúa teniendo secuelas de ansiedad y pánico, indicó el psicólogo Luis Ángel Maldonado.
El especialista indicó que las afectaciones por los sismos del 7 y 23 de septiembre, que se resintieron más en el Istmo y la Mixteca, respectivamente, constaron de 3 fases.
Detalló que, al momento del terremoto, una persona puede sentir miedo de manera natural, reaccionando rápido de manera inconsciente procurando su bienestar. También tiene pensamientos catastróficos sobre que algo le puede suceder a él o alguien cercano, propiciándole episodios de pánico.
Posteriormente, las secuelas comunes después de un terremoto de tal magnitud son el insomnio, ansiedad, el temor a que vuelva a ocurrir y los cambios en la rutina, mismos que provocan una situación de estrés que de no desaparecer en 4 semanas, podrían ser síntomas patológicos que podrían preceder a una enfermedad cognitiva que debe ser atendida.
El psicólogo declaró que a más de un año de los sismos, las personas continúan teniendo ataque de ansiedad y pánico, ocasionando que un sismo de menor actitud ellos lo sientan como uno muy fuerte.
Informó que hasta la fecha se han atendido ataques de nervios causados por el síndrome de estrés postraumático, que incluyen problemas de respiración, aumentos del ritmo cardiaco y las ganas de salir corriendo al escuchar la alarma sísmica.
Sin embargo, el especialista resaltó que además de las consecuencias negativas, la población también tuvo secuelas buenas después de la catástrofe:
“Por un lado, las personas se volvieron más altruistas; salieron muchas personas a ayudar a mover escombros. Ahora la percepción del sismo es diferente, con la alarma, la persona ya reacciona a tiempo”, indicó.
Por tal motivo, recomendó a la población no contribuir más a su propia ansiedad buscando en internet daños por sismos, ya que esa clase de conductas propician alargar el estrés postraumático.