
Periodistas del New York Times podrán utilizar IA de forma legal
CIUDAD DE MÉXICO, 11 de enero de 2020.- En cuanto se acercan los tiempos en que los cónclaves se reunirán para analizar los probables líderes que pudieran ser candidatos por su partido o corriente política -sin importar en que parte de América suceda-, se empiezan a manejar los mismos nombres de siempre y cuando los apelativos de los aspirantes se filtran a la opinión pública inmediatamente surge la expresión popular “está muy flaca la caballada”. ¿Habrá una mafia del poder que tiene secuestrada a la dirigencia partidista? Quizás sí, pero lo más seguro es que al resto se les olvida una primicia fundamental: posicionar antes de negociar.
Aplicando el Principio de Pareto en una estructura partidista, sería un 80 por ciento el segmento concentrado con la militancia dura, mientras un 20 por ciento sería para el grupo donde lo integran líderes que aspiran para alguna posición político-electoral. Desde ahí -por la misma naturaleza humana- su propia condición segregará en un porcentaje menor los que sí terminarán siendo candidatos para una contienda para un puesto de elección popular o para una designación política dentro del mismo organismo.
Considerando solo a ese grupo emanado del 20 por ciento del total de la militancia que tiene una corriente, movimiento o partido político, al pasarlo por el filtro de la comunicación política, más la compleja disciplina del marketing político o mercadotecnia política, el porcentaje caerá muy probablemente a un dígito. Aquí está la respuesta metodológica del porqué surgen los mismos nombres de siempre. En el caso de que no existiese un secuestro cupular, la realidad es que son pocos los que quieren ser candidatos, menos los que pueden, y aun menos los que serán.
Hay guerreros que sirven para tiempos de paz y otros solo para la guerra. Es igual para la política, más para tomar la decisión de quien será candidato o candidata, no todos servirán para la campaña, y ni todos servirán para la gobernanza una vez obtenido el triunfo. La aspiración de un líder o lideresa no se coarta por el valor de la institucionalidad, en realidad eso es una excusa para no tener el arropo para ir tras la candidatura. Entonces, ¿Qué se puede hacer? Muy fácil, primero ese liderazgo se debe posicionar antes de sentarse a negociar con los tomadores de la decisión.
Tanto la comunicación política, como la mercadotecnia política, mantienen una estrecha relación entre ambas, la misma que su resultado debe responder a la clave ¿Quién está poniendo los temas en la percepción pública? Para lograrlo, ésta es una breve ruta:
Tú que estás leyendo estos Apuntes, te pregunto, ¿Estás cansado de ver a los mismos de siempre cómo candidatos? Sí respondiste que sí, siéntete tranquilo porque no es algo privativo de tu partido político, ciudad, o país; desde tiempos memoriales la primicia fundamental es posicionar antes de negociar. ¿Y tú, qué opinas? www.daviddorantes.com