Diferencias entre un estúpido y un idiota
Signos y Señales
CIUDAD DE MÉXICO, 13 de marzo de 2017.- La semana anterior, se realizó un importante evento sobre las Apps, encabezado por los Secretarios de Hacienda y de Comunicaciones y Transportes. Hicieron anuncios para este año, de 12 proyectos de largo plazo, para infraestructura carretera y hospitalaria, con una inversión estimada de 22 mil millones de pesos y José Antonio Meade mencionó que se tiene previsto otro bloque o paquete de 18 proyectos más para el próximo, fundamentalmente en el sureste, por un valor aproximado de 36400 millones de pesos. Se trata de obras que construye y administra el sector privado, de acuerdo a la Ley, con la normativa y control del sector público, que además no impactan el presupuesto, menos en el corto plazo.
En tiempos como los actuales, su potencial es importante, no sólo por los empleos que genera durante su construcción, sino los que se crean para su operación, los cuales son permanentes.
Entre los proyectos anunciados para este año, cinco son de infraestructura carretera, cuatro de conservación y rehabilitación de tramos carreteros entre los que se encuentra uno en el estado de Hidalgo. Varios en materia hospitalaria, dos para el IMSS entre ellos la sustitución del Hospital General en Tapachula, y tres proyectos para el ISSSTE, entre ellos uno en Tabasco.
En condiciones de limitaciones fiscales y presupuestarias, no podemos lamentarnos solamente, sino ver qué hacemos por nosotros mismos, buscar opciones de financiamiento novedosas, por ello destaca el potencial que significan las Apps, con lo que se trata de ganar ganar, el beneficio social y la ganancia legítima de los inversionistas. La clave siempre será la transparencia.
Estamos ante un instrumento mejorado, que permite la inversión privada en proyectos de infraestructura, que construye y opera, sin impactar en el corto plazo sobre el presupuesto, bajo ciertas reglas y condiciones. La ley de Apps en México data de 2012, pero su última Reforma se publica en abril de 2016.
No sólo para los economistas es claro que sin inversión no hay crecimiento económico, y sin este no habrá desarrollo, no hay empleos suficientes, crece la informalidad y bajan los salarios reales. Desafortunadamente en México la inversión pública y la privada tienen niveles muy bajos tanto históricos como en comparación con otros países. Como acaba de señalar el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), que dirige Luis Foncerrada, la inversión pública tuvo el año pasado, su nivel más bajo en 70 años, mientras que la privada solo alcanzó 18 por ciento, en total 21 por ciento, lo que -dice el CEESP- contrasta con el 35 por ciento acumulado pe, por Corea del Sur. Entonces, para dinamizar la inversión privada, es necesario contar con lo que se llama clima de inversión: fundamentalmente estado de derecho, seguridad jurídica y pública, normativa clara y transparente, así como combate efectivo a la corrupción y al chantaje, mal llamado, social.
Finalmente, las Apps, utilizadas para infraestructura carretera, hospitales y cárceles, son muy útiles, provocan de inmediato beneficios, e incluso generan su propio pago, sin embargo dudo que sea el mismo caso cuando, como ha sucedido en algunos estados, se usan para construir oficinas de gobierno, que no generan ahorro y si una carga financiera importante para los gobiernos estatales, además facilitan los bloqueos, como sucede en estados como Oaxaca.
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