Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
Indicador Político
SAN FRANCISCO, 6 de julio de 2017.- Dicen los que piensan mal que el presidente Donald Trump tiene a la prensa crítica y militante liberal donde la puede arrinconar: quejándose de los dardos presidenciales por twitter y no investigando desarreglos en el ejercicio del poder.
El diario The New York Post publicó la semana pasada un editorial de tres palabras: “alto, sólo deténganse” (Stop. Just Stop). Y la perspicaz comentarista del The New York Times, Maureen Dowd –ganadora de un Pulitzer pero también atrapada como plagiaria de otros textos– redujo su capacidad de análisis a una frase: “Trump es un cerdo”.
No es la primera vez que la prensa crítica se encuentra en problemas. En los años sesenta, contó el periodista Tom Wicker, del The New York Times, el secretario de Estado Dulles enfrentó una dura conferencia de prensa en Vietnam con estas palabras: “¿quién votó por ustedes?”, como queja a las críticas de los medios a la guerra. En los hechos, Trump ha confrontado a la prensa no como medios de comunicación críticos, equilibrados y sistémicos, sino como “partido de oposición”.
Ahora mismo los medios se encuentran en una campaña para crear condiciones críticas que lleven a la deposición de Trump, aunque no por violar la Constitución o por corrupción probada, sino sólo por su estilo atrabancado de gobernar vía tuits. La estrategia consiste en escribir en todos los medios liberales que Trump está mal de sus facultades mentales. Y ya fracasó la estrategia de convertir el caso Ruso en un Watergate. Eso sí los grandes medios comienzan a referirse al vicepresidente Mike Pence como presidente Pence como buscando traiciones dentro del equipo de Trump.
Si bien algunas fricciones y choques de Trump con la prensa liberal revelan conductas autoritarias de la Casa Blanca, también refieren el hecho de que los grandes medios críticos forman parte del lobby liberal mediático del Partido Demócrata y todos ellos fijaron públicamente su apoyo a Hillary Clinton. Y la prensa ha soslayado el principio del equilibrio informativo –no tomar partido sin antes presentar la versión de los criticados y tener cuando menos la confirmación de datos por dos fuentes independientes para usar el anonimato– para meterse de lleno en el periodismo militante a favor de causas liberales.
La prensa como parte del establishment liberal Demócrata es un elemento que debe incluirse en el análisis que intente alguna explicación racional de los comportamientos de Trump. La única manera que tuvo Trump para romper el cerco de la prensa militante fue el uso de tuits diarios. Y Trump no los ha abandonado porque comprendió que sus seguidores están felices con las tundas a los liberales sin pasar por los filtros exigentes en medios liberales a informaciones conservadoras.
Trump ha ganado algunos casos. Sus ataques contra comentaristas de la NBC diciendo que una de ellas lo fue a ver “sangrando de un restiramiento facial” tuvo el antecedente de que cuando menos una conductora de esa cadena fue despedida por negarse a entrarle a la crítica despiadada a Trump. La excandidata a la vicepresidencia Sarah Palin ha demandado al The New York Times por un editorial que rompió con los estándares éticos del diario al acusarla de fomentar el terrorismo criminal. Y la CNN enfrenta una demanda por cien millones de dólares.
Por ello la agresividad de Trump contra la prensa es de sobrevivencia en la jungla liberal.
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Política para dummies: La política es la habilidad de fijar la iniciativa para definir agendas y debates, no verse arrastrados por ellas.
Sólo para sus ojos:
• Cada quien tiene su propia explicación del poder vía tuits. El diario derechista The Washington Times dice que los demócratas están enojados con Trump y sus tuits porque ese mecanismo de comunicación directa con la sociedad los ha dejado fuera del juego del poder donde eran intermediarios.
• El tuit de Trump con un video donde le gana a un luchador con el rostro de logotipo de CNN indignó a la clase política pero cayó muy bien entre sus seguidores. Por culpa de la prensa militante la política en Washington es de memes, no de ideas o de proyectos.
• Otro comentarista señaló que Trump es simplemente un actor, toda su vida se ha movido en escenarios y domina muy bien el escenario de la teatralidad política. Al deteriorar la calidad de la política con sus tuits, Trump elude las ideas y se queda en el ring de lo popular.
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