
Almuzara Libros México, presente en la FIL de Palacio de Minería
OAXACA, Oax. 8 de diciembre de 2022.- Presenta la poeta Jéssica Santiago poemario Lo que inventa la memoria, libro sobre: sus vivencias en una comunidad zapoteca lo íntimo y universal de la familia, el hogar y las maternidades.
La escritora Jessica Santiago Guzmán presentará su poemario lo que inventa la memoria el viernes 9 de diciembre, a las 19:00 horas, en la Biblioteca Andrés Henestrosa.
“Lo que inventa la memoria”, nuevo libro de poemas de Jessica Santiago Guzmán, publicado por Ediciones Yaza y el Colectivo Editorial Pez en el Árbol, recrea las vivencias den la familia, de l a joven poetahogar y las maternidades que se experimentan día con díaen Teotitlán del Valle, una comunidad donde convive el pasado arcaico con las tradiciones
artesanales y la modernidad que conjuga la expresión en español y zapoteco.
Compuesto por 44 poemas, lo que inventa la memoria se divide en cuatro estancias que, como habitaciones de una casa, muestran cada una a quien la habita, con su luz, resquicios, altos techos, muebles sucios o limpios, cajones de trebejos y recuerdos bajo la cama. En la primera estancia, “calmo océano”, se habla de un amante que estuvo, de uno que se fue y de otro que se quedó.
En la siguiente, “no hay en mi casa un ropero”, es más clara la mención del hogar, el sitio al que por momentos se quiere prender fuego y donde perdemos todo, pero también la guarida que nos forma como cálido vientre; así en los poemas de este apartado se desaprende a amar en la cocina y observamos mejor trepados en el árbol, agrega la autora.
Añade que en el grupo de poemas que conforma “entonces mi madre” se habla de ritos de paso, de situaciones en las que la madre se instala poderosa o devastada, marchita a nuestro lado. En “algo sobre el poema” se presenta el ejercicio de mirarse de frente, como dice Vivian Gornik, y leerse, decirse en otra persona, buscarse entre los versos que simulan pertenecernos, pero de los que en realidad somos espejo.
Sobre este volumen escribe el poeta y crítico literario Víctor García Vásquez: “A lo largo de sus cuatro secciones, este libro desgrana una escritura que combina el poema versicular, el verso corto y el poema breve. Domina un estilo conversacional, dialógico e intimista. El tono, el ritmo, la intención y la emoción de los poemas muestran a una escritora que ha decantado su oficio. Hay en su escritura una sensibilidad que se enuncia desde el sujeto femenino, desde un cuerpo que piensa y una mente que siente como nieta, hija, mujer y madre”.
“A partir de esa primera persona de lo femenino, la autora representa a las mujeres que encumbran el Yo mujer, que escriben para enunciar sus batallas cotidianas, para convocar los sueños y exorcizar los desasosiegos. La poeta acude a diversas estrategias de la enunciación; aunque siempre desde la primera persona, la voz y la mirada que articulan los poemas se desplazan y se adaptan para darle más peso al enunciatario: se palpa la otredad en el poema”, añade el comentarista.
“Este libro tomó tiempo para construirse en su forma actual. Una vez que estuvo integrado, las ilustraciones de la artista Argelia Matus llegaron como si desde el inicio hubieran estado hechas las unas para las otras: el diálogo entre las delgadas líneas y las experiencias que aquí se aluden, armoniza”, rememora.
Finalmente, la escritora, originaria de Teotitlán del Valle, dice que su volumen de poemas “es conjuro de lo cotidiano, la llama que arde todos los días desde nuestro ojo, el cansancio que duele en la espalda y el amor que deshace las camas”.
Jessica Santiago vive desde su infancia en el pueblo de Teotitlán del Valle, donde la comunidad que habla en lengua zapoteca. Además, ella habla se comunica en un lenguaje propio, que inventó con su hermano menor,: “un lenguaje de pechos, gargantas, señas con las manos, miradas amplias, abrazos fuertes y golpes. Amaneceres para despertar antes que todos y escuchar el viento que recorre la casa como triste elefante; para escapar de los sueños, las brujas y el techo que se cae. Amaneceres para escribir y leer”.
Jessica Santiago Guzmán estudió la carrera de Humanidades, con especialidad en Literatura, en el Instituto de Investigaciones en Humanidades de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca. Mientras estudiaba todavía la carrera publicó sus primeros textos en el volumen colectivo “EspergesiaCuentos de la Panspermia”, del cual fue asimismo coeditora. Algunos años después, en 2017, publicó su plaquette “Que nadie cierre las ventanas”.
Al finalizar la carrera, la poeta se dedicó a dar clases, además de ser bibliotecaria, y la enseñanza de la literatura siempre ha constituido una tarea importante en su vida. Ha colaborado sostenidamente ofreciendo talleres literarios en la Casa de la Cultura de San Francisco Ixhuatán y en el Ccentro Ccultural Casa Yaza, de la misma población.
Actualmente, la autora trabaja como jefa de redacción edicióndel área de Publicaciones en la Fundación Alfredo Harp Helú.
Desde hace un año, Jessica Santiago forma parte del grupoes fundadora e integrante La Sociedad de las Poetas, y con esta colectivaquienes ha publicado el volumen colectivocolectivo que ha publicado recientemente el libro “La escritura es lo desconocido”. J, junto con Andrea Carrasco, Bricia Cruz, Frydanel Díaz Carrillo, Laura Escobar Colmenares, Libertad, Enna Osorio, Elia Pérez López, Ana Rodelo, Bety Soto y Nallely Tello , -integrantes de dicha articulación-. Además, l. La autora de “lLo que inventa la memoria” ha participado en algunos talleres y cursos de poesía, así como en diversos encuentros de escritores y de estudiantes de literatura. Poemas y cuentos suyos aparecen en revistas digitales.
Invitamos a la presentación del poemario “lo que inventa la memoria” el viernes 9 de diciembre a las 19 horas en la Biblioteca Andrés Henestrosa.
Jessica Santiago explica que su libro “Lo que inventa la memoria” se divide en cuatro estancias que, como habitaciones de una casa, muestran cada una a quien la habita, con su luz, resquicios, altos techos, muebles sucios o limpios, cajones de trebejos y recuerdos bajo la cama. En la primera estancia, “calmo océano”, se habla de un amante que estuvo, de uno que se fue y de otro que se quedó. En la siguiente estancia, “no hay en mi casa un ropero”, es más clara la mención del hogar el sitio al que por momentos se quiere prender fuego y donde perdemos todo, pero también la guarida que nos forma como cálido vientre; así los poemas de este apartado: se desaprende a amar en la cocina y observamos mejor trepados en el árbol, agrega la autora.
Añade que en el grupo de poemas que conforma “entonces mi madre” se habla de ritos de paso, de situaciones en las que la madre se instala poderosa o devastada, marchita a nuestro lado. En “algo sobre el poema” se presenta el ejercicio de mirarse de frente, como dice Vivian Gornik, y leerse, decirse en otra persona, buscarse entre los versos que simulan pertenecernos, pero de los que en realidad somos espejo.
“Este libro tomó tiempo para construirse en su forma actual. Una vez que estuvo integrado, las ilustraciones de la artista Argelia Matus llegaron como si desde el inicio hubieran estado hechas las unas para las otras: el diálogo entre las delgadas líneas y las experiencias que aquí se aluden, armoniza”, rememora.
Finalmente, la escritora dice de que su volumen de poemas: ““Lo que inventa la memoria, en este libro, es conjuro de lo cotidiano, la llama que arde todos los días desde nuestro ojo, el cansancio que duele en la espalda y el amor que deshace las camas”.