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CIUDAD DE MÉXICO, 2 de abril de 2020.- Apodado como “El Güevón”, Federico Carreño dejó atrás sus labores en Televisión Universitaria para embarcarse a un retiro en el pueblo El Arenal, un conjunto de propiedades cerca de la playa, e internarse en una cabaña y escribir lo que será su obra definitiva.
Tiene varios cuentos terminados, pero no le basta ser considerado un pseudo escritor frustrado, le hace falta una segunda novela para consolidarse como un creador y encontrarse con su ser más profundo. Gracias a Testamento (retrato que explora su infancia y el abuso perpetrado por su hermano Augusto; un ensayo acerca de la memoria), ganadora del Premio Meñique de Primera Novela, es que Federico conoce el placer de las presentaciones y los cocteles literarios.
En Testamento (Destino), Lisa Owen involucra una trama de misterio, una puesta literaria y novelística, cuyos personajes construyen una serie de relatos análogos que se suceden unos a otros, mismos que reflejan una parte de nuestra realidad. El personaje principal, Federico Carreño, escribe una obra que se llama como la novela misma de Owen, una narrativa construida a partir de los diarios que deja César, su hermano fallecido, y que aparecen a lo largo del texto.
Olga, editora de Meñique, entrega un cheque por adelantado a Federico, quien decide escribir un nuevo libro que podría ser sobre una familia asolada por la violencia del crimen organizado, que se desintegra y cuyos miembros se ven obligados a abandonar la tierra de sus ancestros para buscar una vida mejor. Podría ser la historia de Tambú, un músico extranjero de Nueva Orleans quien vive junto al joven escritor en el conjunto de apenas cuatro propiedades ubicado en una playa perdida de México.
En medio de todo esto, Carreño, quien padece narcolepsia, se encuentra sumergido en su amor platónico por Rosa Capullo. Finalmente, decide escribir lo que ocurrió en su infancia, intentando hacer una conexión entre los hechos violentos del pasado y la descomposición del tejido social: “Por primera vez en mi vida, sentado con el cuaderno en esta casa abandonada, entre las ruinas de mis recuerdos y un futuro más que incierto, siento que ocupo mi lugar. Esta es la novela que voy a escribir. Comienza frente al mar”.
Lisa Owen (Ciudad de México, 1966), actriz de profesión, participó durante veinte años en el taller Sólo los Jueves, bajo la Mirada de Vicente Leñero, donde se enfocó en el género del guion cinematográfico. Obtuvo el segundo lugar en el Concurso de Guiones de Largometraje para Autoras y Adaptadoras de Cine, organizado por la Asociación Cultural Matilde Landeta, y el primer lugar en el Concurso de Guion para Cortometraje de Imcine. Asimismo, fue becaria del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes y participó en dos talleres organizados por el Instituto Sundance y la Fundación Toscano. Es autora de la novela No habrá quien nos guíe (Tusquets, 2013).