El episcopado ante el segundo piso de la 4T
OAXACA, Oax., 5 de noviembre de 2019.- Los próximos días ocho y nueve de noviembre del presente año, a las 19:00 horas, en la explanada municipal y en un conocido hotel de Huatulco, se presentará un libro sobre los pioneros que con su esfuerzo, sacrificios, trabajo y capital, coadyuvaron en la construcción de este moderno Centro turístico integralmente planeado, cuya construcción inició en 1984, pero que cuenta con una fascinante historia milenaria: ha sido desde siempre un lugar cosmopolita, un cruce de caminos y personas de diferentes idiomas y regiones, como se relata en esta bella edición, coordinada por José Palacios y Román.
En la antigüedad, a lo largo de tres mil años, convergieron aquí zapotecas, chontales, mixtecos, nahuas, incluso mayas, en esta región del Cem Anáhuac, -la que está entre las aguas divinas-, (los dos océanos), ahora conocida como Mesoamérica, porque en esa época remota Huatulco fue el puerto más importante para la exportación de textiles, colorantes y mercancías de esta zona hacia Centro y Sudamérica, aprovechando las corrientes marítimas del océano pacífico y por esta misma ruta, se introdujo el conocimiento de la orfebrería y trabajo de los metales preciosos, en los que destacaron los orfebres mixtecos que produjeron las más bellas joyas del México antiguo.
Así lo refiere el escritor oaxaqueño Juan Arturo López Ramos –impulsor del rescate de la zona arqueológica “Punta Celeste” actualmente conocida como “La Bocana” en el limite oriental del desarrollo de Bahías de Huatulco-, quien refiere que Huatulco ha sido un lugar de encuentro y convivencia entre hombres y mujeres de distintas regiones y culturas, entre ellos, zapotecas, chontales, chatinos, mixtecos, toltecas, aztecas y mayas, como documentan los estudios realizados por Donald L. Brockington en la costa oaxaqueña y lo confirman la exploraciones arqueológicas realizadas por Raúl Matadamas en el parque arqueo-ecológico de la Bocana, abierto al público.
López Ramos aporta también un interesante texto para este hermoso libro, en el cual relata que entre las 21 mil hectáreas expropiadas por el Gobierno Federal que ocupa actualmente el bello y ecológico desarrollo turístico de Bahías de Huatulco, se registran 74 sitios arqueológicos que hablan de su alta densidad de población en la época prehispánica, en la cual Huatulco fungía como el Puerto más importante para la exportación de textiles y otros productos mesoamericanos, hacia la región Maya, Centroamérica y el imperio Inca.
Esta tradición marítima continuó al arribo de los españoles. Cortes intentó establecer sus astilleros en Huatulco y de aquí envió sus navíos “San Vicente” y “San Lázaro” hacia Panamá, cargados de lonjas de tocino, queso y otras mercancías; de aquí zarparon también los barcos “Todos Santos”, el “San Andrés” y el “Espíritu Santo”, hacia el Puerto del Callao, en el Reino del Perú, llevando mercancías y trayendo azogue; en Huatulco se inició también la legendaria aventura de La Nao de China, que regresaba de las islas filipinas cargada de sedas, especies, curiosidades de marfil y otras materias de grandísimo precio, tráfico marítimo de extraordinario valor que atrajo incluso la atención de la piratería.
Se registra en Huatulco en 1579 la presencia del más famoso pirata Inglés, Sir Francis Drake y en 1587 la presencia de otro corsario, también Inglés, de nombre Thomas Cavendish, al no encontrar en Huatulco un botín a la medida de su ambición y después de haberse apropiado del Galeón “Santa Ana” proveniente de China, ordenó arrasar el puerto, quedando sólo en pie la famosa Cruz Negra de Huatulco.
Este paradisiaco lugar a la orilla del mar, aguardó pacientemente su redescubrimiento, que como se dijo, se produjo en 1984, con la decisión del Estado Mexicano de convertirlo en un moderno y funcional centro turístico, merced a la extraordinaria belleza de sus playas, a su excelente clima, exuberantes paisajes, rica cultura y milenaria historia, que lo convirtieron nuevamente en un lugar de encuentro de empresarios y personajes de diferentes lugares del país y del mundo, que vinieron a construir con su esfuerzo, sus capitales y conocimientos, junto con los habitantes locales, un nuevo polo de desarrollo turístico, crisol cosmopolita, multiétnico y multicultural, orgullo de México.