Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
CIUDAD DE MÉXICO, 5 de junio de 2020.- El gran argumento del presidente es que comparado con otros países no hay tantos muertos.
Pide que no seamos alarmistas, que no es para tanto.
Cuando alcanzamos los dos mil muertos, tranquilos, todo bajo control, vamos bien. Al llegar a diez mil también está bien, son pocos si vemos a los vecinos. Y al pasar los once mil, por favor no hay que alarmarse ni caer en psicosis ante el número de muertos, la pandemia está domada.
Por eso la pregunta al presidente: para usted, ¿cuántos muertos son muchos muertos?
En una guerra mueren millones, sí, ¿pero Ana Frank es pocos muertos o muchos muertos?
La pérdida de vidas humanas son muchas cuando eran evitables, como es el caso de México.
Falló el presidente que dice ser un humanista y tener la conciencia tranquila.
Por lo visto se trata de un «humanista asintomático», porque con toda su bondad quitó presupuesto a Salud cuando ya teníamos el aviso de la pandemia que venía.
En una epidemia como la que se vive en todo el mundo es inevitable que haya muertes, pero en el caso de México fue evidente el desprecio hacia los efectos mortales de la enfermedad.
Este jueves López Obrador dio una receta para evitar el contagio, que es no robar, no mentir, no traicionar.
¿Se dará cuenta de lo que dice, o sigue en shock? Lo pregunto porque esa mentalidad revela un profundo desprecio por la vida humana.
Quiere decir que muchos murieron porque eran corruptos o mentirosos o traidores.
Se equivoca el presidente: no pocos han muerto por irresponsabilidad suya: dos meses después de que la OMS declarara (30 de enero) emergencia internacional por el coronavirus, López Obrador seguía invitando a la gente a salir a la calle a comer garnachas o lo que fuere.
Ha de ser muy frío para decir que tiene la conciencia tranquila después de haberle quitado mil 500 millones de pesos a la secretaría de Salud para este año. Y el recorte (no subejercicio, recorte) se hizo este año: presupuesto aprobado vs presupuesto modificado.
Y en cambio le dieron 22 mil millones al Tren Maya.
En el hospital de Traumatología del IMSS en Lomas Verdes, médicos, enfermeras y paramédicos se protegen con plásticos porque no les han entregado cubrebocas pues «no es un hospital Covid». Pero les llegan todo tipo de enfermos y necesitan protegerse.
¿La razón? Ahorros, y no hay dinero para sensiblerías como cuidar la vida de los trabajadores de la salud.
El gobierno gastó un peso en salud por cada 46 pesos que gastó en Pemex durante el primer trimestre del año (México Evalúa).
Ahí están las prioridades del presidente humanista: en el presupuesto.
La pandemia es menor en México si la comparamos con Estados Unidos, reprocha AMLO a quienes lo cuestionan.
Sí, allá el otro irresponsable enfrenta una crisis de salud, de desempleo y una revuelta social que él ha fomentado desde la Casa Blanca, con racismo, intolerancia y polarización.
Aquí, quien se dice muy amigo de Donald Trump, pudo evitar millones de pérdidas de empleos, y no lo hizo.
No ha hecho absolutamente nada para salvar empleos ni impedir cierres y quiebras.
Le han propuesto centenares de medidas a fin de amortiguar la caída económica y no acepta ninguna. Dice que es para favorecer a los ricos.
No le tiembla la voz al referirse a once mil muertos, muchos de los cuales deberían estar vivos si su gobierno hubiese actuado a tiempo y con recursos. Pide no entrar en pánico por los decesos.
Actúa con desdén hacia la vida de los mexicanos.
Escuelas y universidades cerraron antes de que el gobierno declarara la emergencia. El encargado de combate a la pandemia dijo que no tenía sentido cerrar una escuela por un alumno con coronavirus, pues era mejor esperar a que hubiera cien.
El presidente no acepta que 12.5 millones de trabajadores perdieran su ingreso en abril, como informó el INEGI.
Tampoco reacciona ante el hecho de que este año 10 millones de personas pasarán a ser pobres, y no lo eran.
AMLO pudo atenuar ese golpe, y no lo hizo. No hubo plan de defensa del ingreso y el empleo. Tampoco de protección a la salud.
Dos mil, u once mil, o 30 mil muertos es más o menos igual. Todo bajo control. Domada la pandemia. No sean alarmistas. Venga ese Tren Maya.
Qué paradoja. O amarga lección. El «presidente humanista» va a meter a México en una crisis humanitaria.
Y sea la cantidad que sea, para él habrá pocos muertos.