Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
CIUDAD DE MÉXICO, 4 de junio de 2019.- No debe extrañar la fotografía de José Narro Robles con tres de los aspirantes a la presidencia del PRI horas antes de la debacle electoral estatal del domingo 2 de junio: Ulises Ruiz Ortiz, Ivonne Ortega y José Ramón Martel. Como candidato de Enrique Peña Nieto, Emilio Gamboa, Manlio Fabio Beltrones, Aurelio Nuño y Luis Videgaray, quizá la única posibilidad de la candidatura de Narro haya sido aliar a priístas populistas con el PRI de Carlos Salinas de Gortari.
Narro fue siempre una pieza política del cacicazgo de Jorge Carpizo MacGregor y éste como uno de los activos más importantes del proyecto político de Salinas de Gortari. Narro fue en 1993 presidente de la Fundación Cambio XXI del PRI –lo que antes era el IEPES–, justo después de la reforma de Salinas y Colosio para quitarle al PRI el concepto de Revolución Mexicana y meter el de “liberalismo social”, la propuesta ideológica neoliberal del salinismo.
Carpizo se llevó a Narro a la Subsecretaría de Gobernación y luego lo colocó ocho años en su cacicazgo de la rectoría de la UNAM 2007-2015 para salvaguardar del panismo a la máxima casa de estudios como la fábrica de priístas. Al terminar y heredar la rectoría a Enrique Graue, Narro arribó al gabinete de Peña Nieto como secretario de Salud.
Por tanto, la candidatura de Narro al PRI sería la de Salinas de Gortari y Peña Nieto, ahora aliados a los ex gobernadores Ruiz Ortiz y Ortega Pacheco y a la figura mediocre de Martel, un ex lopezportillista por lazos familiares. Esta asociación le daría al PRI la confirmación de un PRI neoliberal-salinista-peñista y mantendría al partido como un bastión para la resurrección en las diputaciones 2021 de Aurelio Nuño y Luis Videgaray, dos de los responsables directos de la candidatura presidencial de José Antonio Meade Kuribreña y de la debacle priísta propiciada por Peña Nieto que derrumbó al PRI a un voto presidencial de 13.5% de votos presidenciales y 7.6 millones de votos.
El PRI de Salinas de Gortari y de Peña Nieto –el del TCL y del Pacto por México– renacería con Narro, Ruiz Ortiz, Ortega y Martel, paradójicamente aliados de la fracción neoliberal del grupo y de parte del proyecto lopezobradorista. Por tanto, la mejor alianza del PRI con López Obrador sería la de Narro y asociados.
Del otro lado apareció la figura de Alejandro Alito Moreno Cárdenas, gobernador de Campeche, al frente de un grupo de gobernadores priístas como bloque de poder. Si la nomenklatura salinista-peñista se alineó con Narro, los gobernadores que este sexenio enfrentarán sucesiones locales podrían haber logrado el liderazgo de Alito, después de que el derrumbe del PRI comenzó en el 2016 con el modelo de Peña Nieto de imponer candidatos a gobernadores que perdieron sus elecciones.
De ahí que los priístas tienen ya el ejemplo de lo que pasaría con Narro en el PRI: la reproducción de la gran derrota de 2016 cuando el PRI de Peña, comandando de manera disciplinada por Beltrones, perdió siete gubernaturas y marcó el fracaso del 2018. Algunos gobernadores en activo –hoy con Alito– han comenzado a recibir presiones de Peña Nieto para impulsar a sucesores que respondan a los intereses de Peña-Nuño-Videgaray y no a la necesidad de escoger candidatos que mantengan las plazas priístas.
Grupos priístas quedaron pasmados con la foto de Narro apoyando a Ruiz Ortiz, Ortega Pacheco y Martel y no al revés, porque fue Narro el que dio oxígeno a las candidaturas desinfladas de Ruiz Ortiz, Ortega Pacheco y Martel. Si deveras estas tres nominaciones “de la militancia” fueran fuertes, entonces no se quemarían fotografiándose con el personero de Peña, Nuño, Videgaray, Gamboa y Salinas.
En este sentido, la disputa por el PRI se dará entre el bloque político de Peña y el bloque de poder de gobernadores en activo. Narro quemó sus últimos pequeños resquicios de credibilidad personal al meterse en la lucha por el PRI como representante de la nomenklatura neoliberal que llevó al PRI el hoyo de 2018, al viejo PRI neoliberal del salinismo que perdió contacto con las bases. Y para redefinir su propuesta del PRI, Narro cometió el peor de los pecados políticos: mandar el mensaje fotográfico junto a Ruiz Ortiz, Ortega Pacheco y Martel.
El más activo de los tres, Ruiz Ortiz, tendrá que darles muchas explicaciones a su base militante de su alianza con Narro como representante del PRI de Peña Nieto que desprecio a los priístas en el periodo 2012-2018. En ese punto, perdió más Ruiz Ortiz que lo que pudo ganar Narro.
La próxima lista. Ahora que viene ya el reparto de la publicidad a medios por parte del gobierno de López Obrador, quede aquí una advertencia: en enero de 2025 el presidente de la República –Monreal, Ebrard, Clouthier, Durazo o quien que sea– dará a conocer la lista de periodistas y medios que recibieron publicidad del gobierno de AMLO y que perdieron su credibilidad por aceptar dinero oficial, como ocurrió con la lista distribuida hace unos días sin importar que era bajo contrato y pago de impuestos. Así que el que reciba publicidad hoy será la res de mañana en las próximas listas de la ignominia.
Política para dummies: La política suele frustrarse y sabotearse a sí misma.
@carlosramirezh