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Desde el comienzo de la semana, la moneda mexicana ha estado mostrando una dinámica prácticamente sin cambios alrededor de 18.77 frente al dólar estadounidense. Como todos los demás instrumentos del mercado financiero, el peso está guardando actividad para los eventos más importantes programados para la segunda mitad de esta semana operativa.
Cabe señalar que la moneda nacional de México supo aprovechar al máximo la pausa de enero en los mercados. Ante la ausencia de actividad por parte de los grandes participantes de operaciones, el peso amplió su terreno, sumando otro 4.5% al 5% que ganó frente al dólar estadounidense en 2022, a principios de 2023.
A mediados de enero el peso casi actualizó su nivel máximo desde febrero de 2020, un poco por debajo de 18.52 por unidad de la divisa estadounidense. Al parecer, el peso pueda no alcanzar la meta, porque la probabilidad de las ventas recesivas de activos de riesgo comenzará a elevarse drásticamente con la llegada de un febrero más activo.
Sin embargo, la moneda mexicana ya ha demostrado que puede sorprender. Además, la cantidad y la importancia de los eventos pendientes deberían aumentar considerablemente la volatilidad en las plataformas financieras, y otro aumento del peso a 18.52 por dólar estadounidense o un poco más, será solo un ruido comercial.
Los inversores están atentos a la decisión de la Reserva Federal, que se anunciará el 1 de febrero. Los inversores tienen muchas esperanzas en la “suavidad” de la FED. Un aumento en la tasa de interés en 25 puntos porcentuales del 4.5% al 4.75% en el mercado de futuros se estima en 95-97%. Es decir, en esta parte, las esperanzas de los participantes deberían cumplirse.
Pero en cuanto a las medidas futuras del regulador, que Jerome Powell informará al final de la reunión de la FED, puede haber una sorpresa desagradable. Al menos así lo indica un número significativo de publicaciones de comunicados de grandes bancos sobre expectativas demasiado optimistas de los inversores. Y también un nivel récord de posiciones cortas en los bonos del gobierno de EE.UU., lo que significa una Reserva Federal de línea dura o las altas tasas durante un período más largo de lo que esperan los inversores.
Después de que la FED anuncie sus decisiones el 1 de febrero, la atención de los inversores estará en los resultados de la reunión del Banco Central Europeo del 2 de febrero. Aquí el consenso del mercado habla a favor de una mayor dureza, los inversores esperan un aumento de 50 p.p. del 2.5% al 3%. Es más que de la FED, pero tal decisión del BCE ya puede estar en el mercado. Y como en el caso del regulador estadounidense, los inversores observarán los planes futuros del regulador europeo.
Teniendo en cuenta la tendencia tradicional del BCE a ser moderado, especialmente frente a problemas significativos en el mercado de bonos del gobierno europeo, y al mismo tiempo la subestimación potencial de la dureza de la FED, al final de esta semana podemos llegar a una situación en la que la acumulada la “sobreventa” técnica del dólar estadounidense recibirá un impulso fundamental para colapsar.
Para el índice dólar esto significará un rebote a los niveles de principios de año, es decir un aumento de 2%, y para el peso mexicano una necesidad de disminuir frente a la divisa estadounidense en 3.5-4% al niveles de principios de enero de 19.40-19.50. Donde, teniendo en cuenta el cambio de actitud de los inversionistas hacia los activos de riesgo, quedará claro si el debilitamiento de la moneda mexicana seguirá a niveles más justificados desde un punto de vista fundamental, o si el peso se mantendrá en valores altos por más tiempo.
Iván Marchena, Jefe del Departamento de Análisis Metadoro