Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
Itinerario político
Día a día, y conforme se le acaba el tiempo, el presidente mexicano aparece más intolerante, locuaz, distante, disparatado y disperso.
Incluso ha llegado a extremos como los de utilizar todo el tiempo de una de sus “mañaneras” para justificar horrores, pifias y dislates de su gobierno y de sus más cercanos colaboradores, metidos en corruptelas sin fin.
Así, por ejemplo, el lunes 11 de julio del 2022, López Obrador se enfrascó en una “perorata” sin pies ni cabeza al tratar de desmentir que el Partido Podemos, de España, financió a su partido, Morena, en México.
De esa manera, metido en su narrativa mentirosa, al mandatario mexicano “se le hizo bolas el engrudo” al intentar deslindarse de la herencia populista –imposible de negar–, del expresidente Echeverría.
Por eso, incapaz de ofrecer una explicación coherente, se escucharon calumnias y difamaciones del presidente mexicano, tanto contra periodistas y medios críticos que señalan los fracasos de escándalo del gobierno de López.
Y, producto del “enojo mañanero”, apareció aquella expresión que, en toda democracia que se respete, debiera ser sancionada con toda severidad, sobre todo cuando la expresa un jefe de Estado y/o un jefe de gobierno.
Y es que locuaz, sin freno alguno, López acusó a quienes lo cuestionan de ser parte “del hampa del periodismo”.
Sí: “el hampa del periodismo”, según López; una grosera variante de la calumniosa acusación acuñada por Epigmenio Ibarra que inauguró contra el autor del Itinerario Político: “sicario del periodismo”, para hacer creer que la crítica es más peligrosa que los matarifes del crimen organizado.
De esa manera y de voz del presidente de los mexicanos, sus críticos hoy son pate “del hampa del periodismo”, mientras que las bandas criminales son aliados de Obrador; “los buenos”, salvadores de la patria y de su gobierno.
Y por eso obliga preguntar:
¿Qué dirán la ONU, Amnistía Internacional, el Congreso y el gobierno de Estados Unidos, cuando el mandatario mexicano que hoy asistirá al Salón Oval de la Casa Blanca llama “hampa del periodismo” a sus críticos?
¿No es esa una invitación del presidente López, a los criminales de todo el país, a llevar adelante el exterminio de periodistas en México?
Pero si aún dudan de lo que dijo AMLO, aquí la cita textual: “es muy elemental (propio) del hampa del periodismo. Eso debería dar vergüenza (que acusen a Podemos de financiar a Morena; es como ahora que fallece el presidente Echeverría, porque pongo una condolencia un pésame, lo tengo que hacer, soy presidente de México, el fue presidente de México… y entonces de inmediato empieza el conservadurismo, rancio, de mala fe, de malas entrañas, a decir, Echeverría y López Obrador (son lo mismo) … yo estudiaba cuando Echeverría, pero los conservadores inmediatamente buscan la relación para dañar”. (Fin de la cita)
Está claro que López Obrador y sus propagandistas hacen lo imposible por desmarcarse de la herencia criminal de un gobierno como el de Echeverría, el mayor represor juvenil y estudiantil de la historia, junto con Díaz Ordaz.
¿Pero cuál es el gobierno más criminal del ultimo medio siglo en México?
Los datos duros no admiten duda.
En el gobierno de AMLO mueren más jóvenes a manos de militares y marinos, a manos de las bandas criminales; a manos de los cárteles de la droga, que en las manifestaciones de protesta de estudiantes y protestantes.
Aquí los ejemplos.
Según el INEGI, en 2007 se cometieron mil 876 homicidios violentos contra menores de 30 años. Para 2012 la cifra se disparó, ya que en el gobierno de Calderón los muertos menores de 30 años eran casi 34 mil.
Sin embargo, en el gobierno de AMLO esa cifra de jóvenes muertos a causa de la violencia y el crimen se disparó de, nuevo, cuatro veces.
Un ejemplo: entre 2019 y 2020 el número de homicidios de jóvenes menores de 30 años arrojó una cifra histórica; 1 de cada 3 crímenes violentos era de un joven mexicano.
Hoy en México han muerto 125 mil mexicanos a causa de la violencia criminal; por lo menos 40 mil de esos muertos han sido jóvenes.
Pero si la cifra de muertes violentas en la gestión de AMLO no se puede comparar con la cifra de muertos y desaparecidos que dejó a “La Guerra Sucia” de los gobiernos de Díaz Ordaz, Echeverría y López Portillo.
¿Por qué?
Porque esos gobiernos se quedan en calidad de “niños de pecho” frente a los crímenes de Estado de AMLO.
Y volvemos a preguntar. ¿Por qué?
1.- Porque si López Obrador se asume como un político de izquierda –igual que se asumía Luis Echeverría–, entonces se confirma que hoy AMLO engañó a los electores y a los ciudadanos con su ideología.
Y es que el presidente mexicano no tiene un pelo de la llamada ideología de izquierda y los hechos –sus dichos, ideas y mensajes desde hace décadas son propios de un ultraconservador de derecha–, lo que confirma su pulsión dictatorial.
Sí, nos guste o no, en los hechos López Obrador piensa, habla y actúa como uno de los más acabados políticos de la extrema derecha.
2.- En la “matanza” del 2 de octubre de 1968, cuando Echeverría era el titular de Gobernación, el Ejército habría masacrado entre 300 y 400 mexicanos; además de haber convertido en presos políticos a mil 345, según las fuentes que más han documentado el caso.
Cifra mucho menor frente a la magnitud de la masacre cometida por AMLO en 43 meses de gobierno.
3.- Pero lo peor es que en 43 meses de gestión, AMLO ha sido responsable del mayor número de mexicanos muertos, sea a causa de la violencia, sea por la pandemia, sea por le mal gobierno.
Por eso la pregunta elemental.
Sí, la historia debe exigir a Echeverría una rigurosa rendición de cuentas: reclamar todo el rigor de la ley, pero también es cierto que todos debemos reclamar un castigo ejemplar a López Obrador; el castigo por ser el mayor criminal de la historia.
Al tiempo.