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Periodismo bajo asedio
OAXACA, Oax., 10 de junio de 2018.- Es de sobra conocido que nuestras leyes, organización y procesos electorales adolecen de una serie de imperfecciones, incluso dolosas, que ponen en peligro sus resultados, ensombrecen nuestro sistema representativo, originando gobiernos, es decir, la suma de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial federales, así como los poderes de los Estados y municipales, deficientes, incapaces, inexpertos y corruptos.
Nuestro sistema representativo y de los mecanismos para conformarlo, se encuentra enfermo, muy enfermo, por doquier sale pus, está en etapa de crisis terminal, lo más absurdo es que muchos nos encontramos satisfechos de ello, aún lo celebramos, muchos mexicanos bien nacidos participan en este sistema compitiendo por algún cargo a sabiendas que difícilmente triunfarán con las reglas y autoridades vigentes.
Para ganar con estas normas y autoridades habría que noquear a los adversarios, a las autoridades electorales, superar las normas, transitar en contextos difíciles, superar a los gobiernos parciales, enfrentarse a medios de comunicación supeditados, burlar a los agentes provocadores de las redes sociales, en fin, para triunfar hay que asumir un verdadero viacrucis.
Son muchas las deficiencias de nuestro régimen electoral que para mostrarlas no alcanza un pequeño artículo, valdría la pena hacer un documento que sirva de base para una revolución electoral.
Empecemos por lo más general. Nuestra Constitución determina que somos una República Democrática, Federal, Representativa, Presidencial, cuya base es el municipio libre, multicultural, multiétnico, multilingüe, cuya base cultural son los pueblos indígenas, somos gobierno popular, la soberanía reside en el pueblo, gobierno de leyes, de garantías individuales y colectivas, respetuoso de los derechos humanos, de protección a la vida y a la propiedad privada, el bien común es la razón del Estado.
Todo lo anterior resume la larga lucha del pueblo mexicano, es la expresión de esas luchas. México es un programa que se construye día a día, empezamos con el Plan de Iguala y espero que finalicemos con la mejor Constitución que logre ser la síntesis de las aspiraciones de nuestra gente.
Una propuesta razonable es que hagamos realidad estos preceptos constitucionales.
¿Qué quiere decir que somos una República Democrática? En su más elemental expresión quiere decir que no somos una monarquía, que ningún mexicano o mexicana está por encima de nadie, que todos debemos de responder ante leyes que nos igualan a todos, que no somos un régimen de privilegios, de abusos, de desigualdades pronunciadas, que todos tenemos que tener las mismas oportunidades de inicio, dependerá de cada quién de la forma en que termina su vida pero siempre contará con el poder público para auxiliarlo.
Que contamos con un poderoso Estado que nos da garantías para la conservación de nuestra vida y propiedades, que los seres humanos no somos medios sino fines en sí mismos. Que somos plenamente libres, que esta libertad solo se puede limitar para el bien propio.
Que la voluntad de la mayoría prevalece para la toma de decisiones públicas, que se debe tener a la ciudadanía siempre informada sobre la acción pública, que los gobernantes sólo obedecen las leyes que les otorga el pueblo por medio de sus representantes, que cada representante debe de informar al pueblo de su gestión en la periodicidad prudente. Que solo deben de gobernar los que hagan mérito, los capaces, los preparados, los que gocen de las mejores virtudes.
Es un régimen político en que se respetan las diferencias de cultura, de religión, de expresión, de las ideas, incluso las representa. Régimen en donde las particularidades se embonan con las universalidades, las generalidades con las individuales, las públicas con las privadas.
Que en todo tiempo el pueblo tiene la capacidad, el poder y la autoridad para deponer a los malos gobernantes, enjuiciarlos y castigarlos de acuerdo a las leyes. Que los gobernantes no deben de gozar de privilegios de ninguna especie porque son Siervos de la Nación.
Perdón amigo, amiga lectora, si me he excedido en los elementos y virtudes de la República Democrática que nos señala nuestra Constitución, pero lo consideré necesario para demostrar que los mexicanos no tenemos esta República Democrática, es lamentable pero no estamos cumpliendo con lo ordenado por nuestra Constitución. Negamos en contenido y forma a estas normas fundamentales.
No sólo no cumplimos sino que vamos más allá, tenemos un régimen político que no responde a la voluntad popular, que no es responsable, que es incapaz, que está lleno de corrupción y suciedad.
Debemos poner manos a la obra y diseñar las reglas electorales que permitan llegar al cumplimiento de las características del gobierno Republicano y Democrático. Cumplir la Constitución debe ser la regla.