El último aliento
CIUDAD DE MÉXICO, 12 de febrero de 2020.- El problema que hunde al país en la mediocridad y en la autodestrucción –vuelvo al cuento de Andersen-, no es que el Presidente se pasee desnudo -sin resultados- en el escenario nacional, sino los simuladores que aplauden el nuevo traje del emperador.
Mientras los que tienen capacidad para ubicarlo en la realidad y obtener un cambio de rumbo le aplaudan su desnudez, el Presidente no corregirá el profundo daño que le hace a México.
No es un daño deliberado, sino producto de su impreparación y una ideología arcaica, destructiva: todo estaba mal.
Además de Presidente quiere ser – y casi a diario lo es- secretario de Hacienda, secretario de Salud, secretario de Energía, titular de Pemex, experto en sistemas aeroportuarios, director de la Lotería…
A los que saben les revoca sus decisiones, los desautoriza, y como no conoce esos temas y lo domina su aversión al orden administrativo, se equivoca y miente todos los días.
Y si por sus ocurrencias carentes de planeación le aplauden los empresarios, los gobernadores y los medios, no hay salida para el país ni para él.
Desde hace un año niega la falta de medicinas y recursos en el sector Salud y culpa un día a los conservadores, otro a laboratorios, a médicos corruptos y a los neoliberales. Pamplinas. Y mentiras.
En un dramático recorrido por el Instituto de Neurología Manuel Velasco Suárez, los secretarios de Salud y de la Función Pública se encontraron de frente con esos “conservadores” y “corruptos” que no atienden sus indicaciones.
Ahí pudieron ver la realidad y constatar que su jefe, nuestro Presidente, no dice la verdad. En un semicírculo con el personal y directivos, los secretarios preguntaron por la Jefa de Enfermeras a la que pidieron su opinión:
“Presentamos escasez de material, principalmente insumos como son cedas (¿) y gasas. La otra semana no teníamos ni un guante para operar, ni suturas. A los enfermos se les está pidiendo todo ese tipo de materiales. No hay recitales (?), no hay batas, entonces tenemos muchas carencias”.
Enfermera: “El medicamento que solicitamos tarda mucho. Por ejemplo antes solicitábamos Enfosin, que son hemostáticos, que los solicitábamos rápido, tardaban media hora en llegar… Si les pedimos Dermoval, igual ese tarda mucho en que llegue así es que los familiares están haciendo esa compra. Ellos también compran los guantes de ocho, las suturas. El paquete de suturas les sale aproximadamente en cinco mil pesos. Nos dicen a nosotros que se quedan sin comer, se quedan sin dónde dormir y se van a pensiones. Entonces nuestros pacientes realmente están sufriendo muchísimo, y eso lo estamos viendo y eso nos duele muchísimo porque yo llevo 30 años aquí y nunca había pasado esto”.
Las joyas de la medicina pública mexicana, los hospitales de especialidades, están siendo destruidos por la burocracia, por «ahorros», acoso de la secretaría de la Función Pública a directivos, médicos y enfermeras instrumentistas.
Francisca Enríquez, una señora humilde –estoy autorizado a dar su nombre- se cayó y fue al Hospital Juárez de la secretaría de Salud. Al salir, sus familiares tuvieron que pagar 30 mil pesos de la placa que le pusieron en la rodilla más cinco mil pesos por la estancia y materiales.
¿Son conservadores y neoliberales en el Hospital Juárez? No, simplemente no les surten ni jabón para lavarse las manos antes de una cirugía.
En Neurología, Resonancia Magnética, que trabaja las 24 horas los 365 días del año, no hay dinero para comprar “medio de contraste”, por lo que ya no se pueden hacer ciertas tomografías ni resonancias.
Necesita tal medicamento, vaya a la farmacia y compre, porque no hay medicinas.
Dice el Presidente que los laboratorios son mafiosos y por eso no les compran. Su obligación, apena recordárselo, es que la gente tenga medicinas. Ya verá cómo se entiende con los laboratorios, si es que lo que dice es verdad.
Los niños no reciben quimioterapias para el cáncer ni medicinas para tratamiento de leucemia porque Salud no les surte. No es complot ni corrupción de médicos. Eso pasa.
Cómo no va a pasar, si al cierre del tercer trimestre del año pasado (cifras oficiales de la secretaría de Hacienda) la secretaría de Salud presentaba un subejercicio de cinco mil 938 millones de pesos, y le cortaron 500 millones de pesos al Programa Nacional de Vacunación.
Las consecuencias de los ahorros son dolorosas: al tercer trimestre de 2019, de acuerdo con el Boletín Epidemiológico de la secretaría de Salud, en el país se habían reportado 22 mil casos de dengue, contra cinco mil 711 en todo 2018. ¿Por qué? Compraron tarde los plaguicidas y las muertes en 2019 aumentaron 250 por ciento en comparación al año anterior.
Hacienda informó en su página que al finalizar el tercer trimestre del año pasado el IMSS no había gastado 21 mil 242 millones de pesos. ¿Por qué? ¿Porque su director es insensible? No. Ni él es así ni tampoco su antecesor, que renunció al cargo porque los ahorros eran “inhumanos”.
¿Por qué? ¿Adónde se va todo ese dinero? Es inaudito que piensen que esos ahorros no tienen un impacto en gente que está enferma.
Lo saben. Al director del IMSS se le entregó el Informe de Quejas y Gestiones por Negativa de Medicamentos, dado a conocer por Carlos Loret en El Universal, y los resultados son terribles. Las quejas por falta de medicinas crecieron mil por ciento en 2019 respecto a 2018.
¿Qué demonios es eso, sino desdén por el dolor ajeno?
El promedio de quejas por falta de atención médica, en 2018, tenía una frecuencia mensual que iba entre 62 el mínimo, a 271 el máximo. Y el año pasado, tan sólo en los primeros 22 días de diciembre las quejas eran mil 309.
¿Aplausos? Por favor párenle, que el Presidente se los cree y va desnudo.
El bueno…
Así me gusta Don Carlos, saboree este pejelagarto con chile amashito, mucho más refinado que su trilladísima arrachera al carbón. Tenga su boleto.