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Periodismo bajo asedio
CIUDAD DE MÉXICO, 1 de junio de 2019.- Continúan cambiando las reglas del juego en el sector energético desde el arribo de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República, que si bien no ha mostrado contundencia en derrumbar los avances que ha tenido la apertura del mercado, tampoco se ve claro sí lo permitirá. En mi opinión, todo pareciera ser tan volátil en este momento que llevaría a reflexionar ¿Qué rumbo tomarán los gasolineros?
En ese sentido, resulta por demás oportuno que los empresarios agremiados en la Organización Nacional de Expendedores de Petróleo (ONEXPO) encabezados por su presidente Roberto Díaz de Léon, que realizarán del 5 al 7 de junio su reunión anual ONEXPO 2019 Convention & Expo en el World Trade Center de la bella ciudad de Boca del Río, Veracruz.
En la percepción pública se quedó arraigado en la generación que vivió entre 1938 a 1969 cuando las gasolinas eran más baratas en México, que en Estados Unidos; incluso algunos refieren que durante la crisis contra Cuba bajo la presidencia de John F. Kennedy se hicieron largas filas de estadounidenses abasteciéndose en el lado mexicano.
Tras el periodo del alza en los costos al consumidor de 1976 a 1989, difícilmente se equilibró el mercado nacional hasta el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa. Antes ser empresario gasolinero era un privilegio, cada día más resulta un dolor de cabeza que una distinción que pocos se atreven a correr el riesgo.
México ostenta una infraestructura energética obsoleta, que no se actualizó correctamente por lo menos en más de cuatro décadas. No solo en la construcción de nuevas refinerías, sino en Terminales de Almacenamiento y Reparto (TAR) que todavía tiene centralizado Petróleos Mexicanos (PEMEX) en sus más de 80 unidades terrestres e incluso marítimas, ni que decir de la red de oleoductos que apenas con la reforma energética se estaba actualizando con inversionistas privados en los que se incluyen los de gran proeza en ingeniería civil.
Por un lado están detenidas las concesiones que se dieron para la construcción de cinco pequeñas refinerías privadas; por otro están en vilo la instalación de nuevas TAR privadas en ubicaciones estratégicas; en otro punto han puesto en zozobra la construcción del gasoducto marino Texas-Tuxpan que proveería de energéticos desde Houston, Texas, hasta el bajío en Guanajuato; ni que decir de la distribución de gasolinas que se vio enrarecido por el combate al robo de hidrocarburos mal llamado “huachicoleo” y que producto de esa guerra el Servicio de Administración Tributaria (SAT) requisó a los empresarios gasolineros con más requerimientos para facturar todo – es todo- lo despachado.
No es casualidad que FEMSA, a través de OXXO Gas, cayera 17.3 por ciento en sus ventas en este primer trimestre en comparación en el mismo periodo con 2018, y que PEMEX importó en este febrero 12 por ciento menos comparando este desempeño contra el del año pasado, sin olvidar que la petrolera nacional todavía no se reactiva en la refinación de hidrocarburos como promete Andrés Manuel que así será para 2024. ¿Usted qué opina?
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