Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
CIUDAD DE MÉXICO, 27 de diciembre de 2018.- Faltan dos días para que termine 2018, el País ya cambio. Hay un nuevo gobierno elegido de manera histórica por un número de mexicanos que no tiene precedente, apenas cumplirá un mes de su gestión y ya se aprobaron leyes que la dan dinámica al crecimiento económico y al combate a la corrupción. Se observa un cambio de prioridades en la política económica, centrada en el combate a la pobreza y a la desigualdad.
La política fiscal es el eje de cualquier objetivo de política social y de combate a la corrupción.
Es evidente el enfoque de economía política, más allá de la política económica. Por ello es necesario poner las bases para lograr un nuevo federalismo, que consolide el desarrollo de los tres órdenes de gobierno, se les devuelvan facultades recaudatorias, responsabilidades de gasto y la responsabilidad fiscal.
Cierto los niveles de irresponsabilidad, de despilfarro de los recursos públicos y de corrupción en los entes sub nacionales, no tiene precedente, lo mismo se puede afirmar por supuesto en los otros dos órdenes, el federal y el municipal. Pero no por ello debemos claudicar, por el contrario, hay que seguir avanzando.
Enfrentar la corrupción es un reto que se tiene que tiene que asumir con educación, y con las oportunidades para que los jóvenes accedan a mejores niveles de vida. Con tecnología y participación ciudadana.
Las respuestas deben ser integrales, tienen que partir de unja renovación de principios básicos como es el de la descentralización y la coordinación entre órdenes de gobierno, no en relaciones de subordinación o de irresponsabilidad fiscal en estados y municipios.
Hoy después de un trabajo intenso de la Comisión de Presupuesto, tenemos un nuevo enfoque, que cambia su orientación tradicional hacia el combate a la pobreza, a la transferencia de recursos directamente a los ciudadanos, a la compactación o eliminación de programas sociales ineficientes, sin la intermediación corporativa que tantos males causo y que preservo los niveles de pobreza, particularmente en los estados del sur sureste.
Los órdenes de gobierno deben asumir sus responsabilidades, de ahí la trascendencia de trabajar para obtener las condiciones para celebrar en su oportunidad una nueva Convención Nacional Hacendaria, como ha propuesto el presidente de la Comisión de Presupuesto. Incluso podemos avanzar más con la participación de todos los poderes y órdenes, como es el caso de los congresos locales. Cada orden puede tomar sus acuerdos previos por supuesto.
A mí me toco participar en el ejercicio de 2004, donde se alcanzaron más de 300 acuerdos por consenso, hubo participación del poder legislativo, senadores y diputados fueron invitados permanentes, sin embargo, hoy deben pasar de invitados a actores. Se incluyeron por primera vez temas como el de la armonización contable, transparencia y fiscalización gubernamental. Hoy hay otros que ayudarían al combate a la corrupción.
Como concluimos en 2004, “nuestra sociedad demanda hoy las condiciones necesarias para acceder a la prosperidad, con oportunidades equitativas, justas e incluyentes, para todos los mexicanos… así como del compromiso de los tres órdenes de gobierno, de impulsar, en el ámbito de su competencia, cambios dirigidos a modernizar y fortalecer integralmente el funcionamiento de sus administraciones públicas”.
Esto es requerimos un federalismo renovado, una nueva coordinación y corresponsabilidad fiscal, políticas de gasto orientadas en verdad al desarrollo social y fortalecer la federalización de las auditorias superiores de los estados, que implica el fortalecimiento del sistema nacional anticorrupción.