Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
El término “affaire” hace referencia a un tema o caso, por ejemplo uno de los que más ha robado cámara en días recientes es el de la cantante colombiana Shakira y la estrella de futbol español Gerard Piqué, en el que queriéndolo o no han involucrado a diversas marcas y productos luego de su ruptura amorosa.
Para algunos y algunas la intérprete de “Monotonía” expone demasiado su vida personal y denota que el rompimiento la afectó, por su parte, enfrente hay voces que señalan que celebra en su letra el empoderamiento femenino.
Pero a la par de ese affaire también vimos en nuestro país el de la Ministra de la Suprema Corte de Justicia, Yazmín Esquivel con su tesis de licenciatura plagiada de acuerdo a la investigación de la misma Facultad de Estudios Superiores Aragón de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Y a nivel internacional la Cumbre de Líderes de América del Norte donde en la conferencia de prensa final el tiempo de respuesta de una pregunta conjunta a los presidentes tuvo como respuesta 8 minutos de Joe Biden, 6 minutos de Justin Trudeau y 27 minutos de Andrés Manuel López Obrador, quien al término de su turno dio por concluida la sesión sin permitir que el estadunidense o el canadiense emitieran respuesta alguna; incluso se alcanzó a escuchar en el micrófono de Biden: “que quede registro que no sé qué preguntas no contesté, estoy preparado para hacerlo después”.
La pregunta es ¿todos estos affaires a quién convienen?, ¿quién sale ganando con esto?, como decía Scherlock Holmes al empezar a desatar los nudos de una trama en las novelas de Sir Arthur Conan Doyle.
La respuesta obvia sería a los involucrados del mismo, a la cantante y al futbolista en el caso del primer affaire, pero como vimos y aprendimos a lo largo de la semana también se vieron envueltos (y quizá beneficiados) productos y marcas mencionadas en la letra de la canción.
En el caso de la Ministra si bien la primera presidenta de la Suprema Corte de Justicia es desde el 2 de enero la Dra. Norma Lucía Piña, ganó la institución, la justicia como tercer poder en el país, y quizá algunos opositores al presidente López Obrador.
Por su parte, en el caso de los presidentes en la Cumbre ganó el mismo presidente de México al hacer que sus homólogos aterrizaran en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, y que fuera nuestra nación el epicentro de ese eje que nos conviene fortalecer.
La pregunta de nuevo de quién gana con esos affaires entonces puede extenderse a quienes se ven beneficiados con cortinas de humo cuando los problemas les vienen encima, cuando un terrible accidente se presenta en el Metro de la CDMX y la Jefa de Gobierno está en Morelia a punto de impartir una conferencia sobre buenas prácticas de gobernabilidad.
Gana quien no quiere que se vean los resultados en materia de seguridad o empleo, o viceversa, para quienes desean opacar el buen estado del peso mexicano como no se veía desde hace mucho pese a que los precios de la canasta básica sean complicados de alcanzar para un segmento de la sociedad mexicana.
Gana quien lucra con el morbo, quien desea un click rápido por encima de un debate profundo, gana la inmediatez, el consumismo, la necesidad de reconocimiento; pero por fortuna también ganan terreno la frialdad de los números, la fortaleza institucional de la educación superior.
Y gana también, quiero pensar, la posibilidad de ejercer nuestra libertad de expresión, pese a que la Guardia Nacional gane cada vez más terreno en nuestra cotidianidad.
@rvargaspasaye
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