
¡Fortnite, hermano, ya eres mexicano!
Aunque la regulación legal de los juegos de azar mexicanos está desactualizada, especialmente en términos de tecnología, el crecimiento reciente de esta actividad, especialmente los juegos de casinos en línea, ha sido impresionante.
El país se ha posicionado exitosamente como uno de los mercados latinoamericanos más atractivos en la actualidad.
Sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer desde el punto de vista regulatorio, desde un principio se necesitaban reglas claras para distinguir las diversas diferencias que existen entre las operaciones físicas y las operaciones en línea.
Pues si bien las disposiciones de la Ley Federal de Juegos y Loterías definen a estas últimas, además, un momento de las decenas autorizadas por los sitios de la Secretaría de Gobernación en los últimos años («SEGOB») se puede ver que todavía hay muchos malentendidos en esta área.
Un ejemplo reciente es la Iniciativa de Reforma del Juego del Commonwealth y las Secciones 2, 3 y 4 de la Ley de Loterías, que fue presentada el 10 de octubre de 2019 por Emanuel Ray Carmona del grupo parlamentario Movimiento por la Renovación Nacional (“MORENA”).
En la citada iniciativa, el diputado Ray Carmona señaló que: “el impuesto que grava actualmente a otras industrias como la del tabaco, refrescos, gasolina, etc. (Impuesto Especial de Producción y Servicios ‘IEPS’) impone un impuesto del 20% a los casinos tradicionales, pero no a los casinos en línea”.
Sin embargo, el IEPS aplicable a la industria del juego es del 30% y los operadores de juegos en línea también tienen que pagar.
La iniciativa no fue aprobada por el Congreso, pero representa perfectamente el desconocimiento general de la industria y los muchos paradigmas que aún nos falta romper en México.
El juego es una realidad innegable y una industria que, como el resto del mundo, genera empleo y contribuye significativamente al gasto público, cuyos riesgos pueden ser controlados y mitigados mediante una adecuada regulación, la implementación de políticas públicas adecuadas y, más recientemente, el uso de nuevas tecnologías.
Difícil de decir, si bien el panorama podría haber sido alentador hace unos meses, al menos debido a las intenciones y varias iniciativas de reforma mencionadas anteriormente, hoy la situación es bastante diferente.
Parece que lo más alarmante del coronavirus no es necesariamente lo mortal que es, sino lo fácil y bien que se propaga. Dado que el virus se concentra en la región china de Wuhan, se ha propagado a gran parte del mundo en menos de tres meses.
No existe un fármaco específico para ella, ni una vacuna para prevenirla, ni se requiere capacidad hospitalaria, por lo que algunos gobiernos declaran países en cuarentena para evitar contagios y controlar la enfermedad.
Lo que comenzó como una crisis sanitaria rápidamente se convierte en una crisis económica general, ya que se cierran tanto empresas de bienes y servicios como diversas instituciones estatales, así como se suspenden varios grandes eventos.
La industria del juego no es una excepción, después de los centros de juego como Las Vegas, Nevada, los gobiernos de varios estados mexicanos, como Jalisco y Nuevo León, ordenaron el cierre temporal de los casinos y otros lugares de juego.
En ausencia de un cierre planificado y una fecha de reanudación establecida, no se cuantifican las pérdidas económicas.
Uno de los objetivos de la regulación de los casinos en línea es realizar auditorías constantes y prevenir cualquier tipo de riesgo en los depósitos y pagos de bonos.
La ley supervisa la seguridad de los usuarios de las casas de apuestas en línea y promueve el juego justo y responsable.
Además de lo anterior, crearon un protocolo para evitar que menores de edad se registren en la plataforma e implementaron reglas para garantizar la protección de los fondos que circulan por el sitio.
A la hora de jugar online siempre nos planteamos la cuestión de la seguridad, lo que nos va a pagar la casa si disfrutamos del juego, que es uno de los propósitos de las reglas: garantizar las ganancias y el pago de las ganancias.
De acuerdo con esta regla, el usuario tiene derecho a presentar cualquier reclamo y se verifica el registro fiscal en este campo, todo ello supone un aumento de la calidad de la experiencia de juego del usuario.
Como resultado de los esfuerzos regulatorios, es posible estimular la economía mexicana y permitir que los impuestos se utilicen para programas sociales.