
Mantienen maestros de educación indígena 3 bloqueos en Oaxaca
OAXACA, Oax. 2 de diciembre de 2022.- La sociedad en Oaxaca celebró la recuperación del Zócalo y algunas voces, como la del Padre Solalinde, dimensionó la situación: Quieren dinero, no solución.
En su cuenta de Twitter, el fundador del albergue hermanos en el camino expuso que “los hermanos triquis desalojados en la ciudad de Oaxaca han rechazado todas las soluciones”.
Yo mismo, contó en su breve mensaje, fui mediador en su conflicto y cuando habíamos llegado a una solución, la rechazaron sus asesores políticos, que por años han vivido de esto.
Y es que el reducido grupo de habitantes de San Juan Copala llegó al Zócalo de la ciudad en su supuesta condición de desplazados en 2010.
Desde entonces encontraron una mina de oro que han explotado hasta la fecha.
Mercancía pirata, que muchos turistas adquieren sin saber que contribuyen a la ilegalidad, puestos que ocuparon casi la totalidad del corredor y después parte del Zócalo, y el rechazo a todo acuerdo.
Las mujeres de la región triqui, escudadas en las supuestas medidas otorgadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, recibían del Estado hasta las toallas sanitarias que utilizaban, según el informe de todo lo proporcionado.
En noviembre de 2010, la Comisión emitió una medida cautelar en favor de 135 personas desplazadas, pero esta medida era brindar seguridad y generar mecanismos para el retorno de las personas a su comunidad de origen o en su caso reubicarlos.
Este viernes la CIDH retiró las medidas cautelares.
El retorno lo rechazaron y la reubicación también, aunque hay algunos espacios que en forma temporal han ocupado, permanecen en el Zócalo por lo redituable del negocio.
No solo establecieron sus puestos, sino tejieron una red que disponía de la renta de espacios a puestos ambulantes.
En su campamento encontraron hasta marihuana, entre las condiciones deplorables de suciedad en que estaban.
Algunas mujeres estuvieron gritando durante horas este viernes afuera de Palacio de Gobierno e incluso prendieron fuego a algunas prendas para seguir llamando la atención. Aunque el operativo estuvo vigilado por responsables de derechos humanos y no se utilizó la violencia, ellas argumentaron que sufrieron un desalojo violento.