Día 23. Por oportunismo, crisis en Ciencias Políticas de la UNAM
OAXACA, Oax., 19 de abril de 2021.- Con motivo del reciente Seminario Oaxaca 2021 de Derecho Constitucional, que por sexto año consecutivo realizamos con el respaldo de importantes instituciones locales y nacionales, algunos colegas me escribieron lamentando que en el país no se respete la Constitución y me llegaron a decir, en el extremo, que esta no sirve para nada.
Ese tipo de expresiones son entendibles y respetables, pero no se justifican. La historia mediata e inmediata prueba lo contrario.
En el largo plazo hacia atrás, hacia el pasado, el constitucionalismo ha servido a la Humanidad y a los mexicanos para combatir y vencer el absolutismo de los gobernantes y oponerles la garantía de los derechos y la división de sus poderes concentrados y arbitrarios.
Cada transformación de la vida pública del país, ya en la Independencia, la Reforma o la Revolución, las constituciones resultantes: la de 1824, 1857 y 1917 contrarrestaron los poderes del rey, la iglesia y el ejército, respectivamente, y cada una estableció, reajusto o innovó de manera radical las instituciones para el bien común o para mejorar la vida de la mayoría de la población.
En las circunstancias actuales, el conjunto de cambios de forma y fondo que se están introduciendo en el texto de la Constitución General del país y en textos de las entidades federativas como Oaxaca pretenden por la vía pacífica y no violenta, como si ocurrió en aquellos otros procesos históricos, reordenar las condiciones para fortalecer las garantías de la libertad, la igualdad y la justicia.
Desde luego que en un intento de esa magnitud tanto el gobierno en turno como sus opositores y actores diversos cometen aciertos y errores, los cuales deben ser motivo de reconocimiento y respaldo o de reprobación y rechazo.
La experiencia revela que ninguna Constitución o norma jurídica es plenamente ideal, coherente o efectiva. Por ello es por lo que el trabajo de los juristas, científicos sociales y operadores políticos y jurídicos es indispensable y relevante. De otro modo seríamos dioses o demonios, no humanos.
Las principales ideas y propuestas durante el referido Seminario confirman las anteriores apreciaciones. Ejemplos:
Para el ministro Alberto Pérez Dayan, a lo largo de la última década hemos avanzado en el plano jurídico en la garantía de los derechos, aunque falta más por hacer en el tema de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales.
Lo mismo opina el doctor Jaime Cárdenas Gracia, quien propone que el constitucionalismo debe ser reforzado por el lado de la economía y las políticas públicas que lo sustentan.
Otro tanto plantea la doctora Flavia Freidenberg a través de las prácticas democráticas, o bien la ministra Margarita Luna Ramos mediante la reforma judicial federal y medidas adicionales en materia de amparo.
La Constitución nos sirve como marco de valores e identidades individual y colectiva, escudo para los derechos, arma en contra del poder absoluto, norma jurídica obligatoria y programa o directriz a cumplir.
No es panacea de nada y tampoco basurero de nadie.
Es la única institución, hecha de norma y prácticas, que hace posible la vida en común y las transformaciones legítimas.