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CIUDAD DE MÉXICO, 8 de octubre de 2020.- En el tercer encuentro virtual del Ciclo iberoamericano de encuentros con especialistas titulado Formación docente situada, organizado por la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu) y la Oficina en México de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), las investigadoras educativas Lea Vezub, Gloria Calvo y María Cecilia Fierro coincidieron en que la formación docente situada es un elemento importante que contribuye al desarrollo profesional de los maestros y al progreso de la educación de los países.
Lea Vezub, profesora e investigadora en la Universidad de Buenos Aires, Argentina, destacó que toda política de formación situada y continua en general debe construirse con el apoyo de todos y contar con los acuerdos institucionales que la sostenga en el tiempo se informó en un comunicado.
Dijo que la pandemia por Covid 19 “sacó a la luz” nuevas necesidades de formación docente que deben ser atendidas, y no solo las tecnológicas, sino otras que permitan que el maestro pueda afrontar estrategias de cambio en la incertidumbre, cuando cambian aspectos centrales de su trabajo, para que pueda responder a contribuir a que ningún niño quede fuera de la escuela.
Mencionó que algunos de los principios de la formación docente situada son: recuperar la idea de que la enseñanza se adapte a los rasgos de los estudiantes, de los planteles, de las comunidades; contar con condiciones institucionales como tiempos destinados a ella; considerar a la escuela como la unidad de cambio y mejora; promueve que las acciones de formación no se dirijan a los profesores en lo individual sino a colectivos, para que se desarrollen de manera colaborativa y horizontal; reconocer el saber que los docentes elaboran durante su trabajo, durante su experiencia; implica el acompañamiento de otros para el análisis de las prácticas; desprivatiza las prácticas y las abre al escrutinio público, es decir el ser observado por otro; y contar con mecanismos de acompañamiento de otros.
Comentó también que la formación docente situada permite articular e integrar cuatro procesos claves: la propia formación y desarrollo profesional docente; la acciones para la mejora de las escuelas, el cambio educativo, la innovación y la transformación de las instituciones y del sistema; el asesoramiento y acompañamiento pedagógico, y los procesos de investigación y producción de saber pedagógico.
Gloria Calvo, profesora honoraria de la Universidad Pedagógica de Bogotá, Colombia, señaló que cuando se habla de formación situada se refiere a un principio que implica un reconocimiento de la formación docente como una profesión social con características muy peculiares, en relación con lo que implican los otros y el aprendizaje que requiere la interacción con los colegas para participar en una institución educativa.
Comentó que, en los procesos de formación situada, hay dos grandes categorías a considerar: la formación a partir del otro y la formación con el otro. En la primera se ubican estrategias como el acompañamiento, la tutoría, la mentoría, la asesoría o incluso el coaching; en la segunda, la segunda, por ejemplo, redes, talleres, comunidades de aprendizaje, pasantías o expediciones que buscan recuperar esos saberes de una manera más horizontal, destacó.
Mencionó que “nos queda mucho por aprender, pero la pandemia presenta una oportunidad para plantear los aprendizajes y recuperarlos, pues los docentes de la región han mostrado su compromiso con una enseñanza abierta, pública, cuestionable, mejorable en aras de garantizar aprendizajes de calidad para todos y para todas”.
María Cecilia Fierro, investigadora y académica de la Universidad Iberoamericana León, expuso que las Redes de Tutoría Mexicanas son un ejemplo de cambio pedagógico de pequeña escala en la que se proponen comunidades de aprendizaje con una pedagogía basada en relaciones de diálogo, tutoría y aprendizaje reciproco entre adultos y jóvenes.
Con este modelo, explicó, las actividades de formación docentes son breves, pero intensivas e incluyen elementos como la observación, la práctica de pedagogía en escuelas modelo y varios años de acompañamiento docente a través de mentorías y de redes de apoyo.
Planteó necesario crear proyectos de abajo hacia arriba que tengan como punto inicial y fundamental escuchar a las escuelas y los docentes, para entender sus razonamientos y la lógica con la que resuelven los problemas.
Consideró que para un mayor avance de la formación docente situada se requiere el aprovechamiento del saber local y la manera en que los docentes resuelven sus necesidades en condiciones complejas.