Una semana intensa y…
OAXACA, Oax., 12 de febrero de 2018.- La reelección aun en las democracias “altamente desarrolladas”, como dijo Porfirio Díaz, tiene sus problemas. Cuando son permitidas en varias ocasiones, sucesivas, tiende a inhibir el crecimiento de una nueva clase política, al reproducir a la misma que se dilata en el poder. No hay la necesaria renovación.
Asimismo, desde el manejo del poder pueden crear clientelas políticas que le sean adictas, grupos beneficiados por tráficos de influencia, favoritismo, en la busca del poder por el poder mismo, no para servir. Proyectos para no soltar el cargo. Empero, la reelección tiene grandes ventajas en una buena dinámica.
Todos deberían reelegirse
El gran justificante para que un presidente municipal se reeligiera es por haber realizado un muy buen trabajo. Así todos los ediles podrían reelegirse, pues se supone que buscan ese trabajo para hacer un eficiente desempeño, que por eso les pagan.
No debería ser motivo de elogio que los ediles, diputados, gobernadores, cumplieran su empleo, esa debería ser su única opción y posibilidad: hacer un trabajo eficaz. ¿Así, quién no votaría por ellos hasta que murieran?
Sin embargo, como dicen los capacitadores en comunicación, ahora la nota periodística no es que un perro muerda a una persona, sino que la persona muerda al perro. Con los funcionarios, la nota llamativa debería ser cuando fueran ineficientes o corruptos, pero como ahora eso es lo común, la nota es cuando son eficientes y honestos.
Un presidente municipal exitoso, con una administración eficiente, transparente, que atendiera a sus conciudadanos, tendría con la reelección la posibilidad de proponerse un plan de gobierno a largo plazo, lo cual sería ratificado por los electores.
Libertad para crear feudos estatales
Pero, como decíamos en la entrega anterior, los procesos de modernidad que funcionan bien en otros lugares, en México los echamos a perder. Cuando en el año 2000 se instala un presidente de la república diferente al PRI, los estados de la república empiezan a gozar de mayores márgenes de libertad que el poder meta constitucional del presidencialismo les inhibió durante toda la época posrevolucionaria.
Sin embargo, esa libertad sirvió más para establecer feudos estatales, donde cada gobernador era un pequeño presidente de la república que hacía y deshacía, sin el freno del antiguo jefe máximo, que los ponía en orden cuando caían en excesos o eran rebasados en su gobierno. En 2006 Oaxaca vivió esa desventaja, un gobernador que perdió los hilos del poder merced a su propia ineficacia, lo que sumió a Oaxaca en más de medio año de anarquía.
Fue evidente que el gobierno pusilánime de Vicente Fox permitió tal situación, en tiempos del presidencialismo, el gobernador ineficaz que creaba tales conflictos hubiera sido despedido por el Tlatoani. No se defiende el autoritarismo presidencial, pero es claro que los conceptos democráticos aquí se tornan en contra.
Improcedentes, sin lugar a duda
Habida cuenta de los pésimos resultados de quienes hoy son presidentes municipales en Oaxaca y se han registrado para reelegirse, ¿se puede esperar de ellos un mejor trabajo? Ya mencionamos a Raúl Cruz de Santa Lucía del Camino y Héctor Santiago, “El Lobo” de Xoxo. Pero quienes así desean proseguir son legión. Parece que la convocatoria hubiera sido “reelíjanse los peores”.
En esa legión también se encuentra Marcos Cabello de Matías Romero, que justifica recursos municipales con obras federales que realiza ahí la Comisión Nacional del Agua; Rodolfo León Aragón, de Salina Cruz que trajo a su banda para instaurar un régimen oficial de inseguridad pública; hasta el más reciente ex edil de Oaxaca Javier Villacaña que dejó serios quebrantos financieros, quiere regresar.
Por lo pronto y de manera nada clara el partido político de tales personajes, el PRI, declaró improcedentes sus precandidaturas. Muy bien por ello, ediles con semejante palmarés nunca más deberían tener otro cargo. Pero nada asegura que reelijan a otros de similar calidad, algunos que, por cierto, ya están apuntados.
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