Llora, el país amado…
ABANICO
Hubo un tiempo, no muy lejano, en el que las capacidades que impulsaban la inteligencia emocional se consideraban poco importantes e intrascendentes frente a las apabullantes competencias de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.
Las soft skills, que se enfocan en desarrollar valores y rasgos que fomentan la comunicación y la relación efectiva entre las personas, se banalizaron entonces en el ámbito corporativo.
Hoy, en la era exponencial de la tecnología, paradójicamente se posicionan como prioritarias en las organizaciones. Se les atribuye, y con justicia, que detonan capacidades operativas trascendentales como la resiliencia y el trabajo en equipo.
¿Cuáles son esas habilidades socioemocionales? Las que permiten interactuar con otras personas de manera efectiva. Se trata de una combinación de habilidades sociales, de comunicación, forma de ser, acercamiento a los demás y otros factores que permiten relacionarnos y comunicarnos.
Aunque no existe una “lista estandarizada” comúnmente se consideran a estas habilidades transversales como esenciales para generar acuerdos y propiciar buenas relaciones con los demás.
Algunas tienen una larga permanencia en el mundo social y laboral pero permanecían en la sombra del reconocimiento. Otras emergen con fuerza en el entono actual y establecen un impacto en la productividad.
Este es el regreso triunfal de las habilidades blandas.
La comunicación o capacidad de hablar con otras personas y de redactar, incluso hablar en público y realizar presentaciones, es parte de esta habilidad. Resume todas las habilidades necesarias para poder interactuar con las partes interesadas de una empresa (stakeholders).
Para muchos, la comunicación representa “la corona” entre las habilidades con mayor demanda en el mundo laboral actual.
Existen muchas otras que se mantienen como importantes, pero que no se develaban como trascendentales, como el caso de la cortesía o buenos modales con acciones como saludar, estrechar la mano, decir gracias y pedir permiso. Otro ejemplo de los atributos deseados “desde siempre” aparece con la integridad y honestidad.
En una época en la que existe mucha volatilidad e incertidumbre, con cambios continuos, la capacidad de adaptación resulta muy importante para generar soluciones en tiempo real y crear nuevas ideas de operación y gestión.
Habilidades como entrar en contacto con los demás, tener paciencia, desarrollar empatía y tener buen sentido del humor son ejemplos de las habilidades interpersonales que ahora demandan las compañías. Guiar a los que recién comienzan es también una habilidad interpersonal que gana adeptos en el ámbito comercial.
No podemos completar una lista básica de las habilidades transversales más impactantes en la actualidad si no mencionamos la actitud positiva, profesionalismo y responsabilidad.
En una era donde el trabajo individualizado se desdibuja ante el impacto de los equipos de alto desempeño, la capacidad de trabajar con otros y lograr que cada uno aporte lo mejor de si, es un valor que se traduce en mayor productividad y que las empresas no pueden desdeñar.
Así ayudar a los demás, negociar, ceder y acordar son habilidades muy demandadas en la actualidad.
Al final menciono una que rige cualquier relación y siempre, sin importar circunstancias, prevalecerá: la ética.
En este momento, la correlación entre los salarios individuales y las habilidades blandas es tan alta como la correlación entre los salarios individuales y las habilidades numéricas. Pero cada vez las capacidades transversales ganarán importancia.