Gertz: un año en la Fiscalía y luego la democracia
CIUDAD DE MÉXICO, 21 de enero de 2019.- Hasta ahora son 85 muertes las ha cobrado la explosión en el ducto de Tlahuelilpan, pero la cifra no se cerrará ahí, lamentablemente, pues un gran número de los heridos están graves, con quemaduras en casi 90 por ciento del cuerpo.
La tragedia, le dicen ahora las autoridades, y si lo es, pero se pudo evitar si el gobierno federal hubiera actuado con mano firme.
Es que no se acaba de entender cómo es posible que si a las 14.30 horas se descubrió la ruptura del ducto, no se haya cerrado y durante más de cinco horas dejaron que saliera la gasolina.
La explicación técnica que dio un ingeniero de Pemex, no el director que conste, parece lógica y creíble, pero la verdad es que paso mucho tiempo derramándose el combustible que provoco la tragedia.
Además, también resulta inexplicable que sólo hayan enviado un grupo de 25 soldados al lugar, pero con órdenes muy ambiguas, como si bastara con su presencia para que la gente, el pueblo sabio, entendiera que no era conveniente que siguieran llenando recipientes con gasolina.
En las redes sociales, copadas por los pejezombis, hasta justifican que hayan muerto los “ladrones” de combustible y los condenan señalando que “se lo merecían por rateros”.
Sin embargo, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, salió en defensa de las víctimas y acuso al Ejército de inacción, por lo que van a tener que aclarar su postura los que mandaron a tan pocos elementos que fueron rebasados por la turba.
En el fondo los responsables de la tragedia están en el gobierno de AMLO, pues si ya tienen declarada la guerra contra los huachicoleros, tienen que actuar en consecuencia, ir a fondo en cuanto detecten que están actuando en contra de los ductos.
Lo menos que tendrían que haber hecho era acordonar la zona en la que salía el borbollón de gasolina, manteniéndose a una prudente distancia los militares, para evitar que ellos fueran las víctimas si esto estallara, como sucedió.
En lugar de eso, el presidente López Obrador, culpa a los gobernantes del pasado, porque dejaron crecer el problema del robo de gasolinas, como si es al final resolviera el problema.
López Obrador tiene que entender que todo lo que suceda durante su mandato es su responsabilidad y si hicieron o no hicieron los que lo antecedieron, sean del sexenio quesea, ya no se puede modificar, ni debe servir de pretexto para justificar tal o cual acción.
Basta de repartir culpas.