Nuevos símbolos carnífices: Apps, cybertrucks y Trump Towers
En México estamos experimentado ya hace años un deterioro en la convivencia, la observancia del contrato social, el predominio del crimen organizado en más del cincuenta por ciento del territorio nacional, crecimiento de la pobreza extrema, carencia de cobertura de los servicios de salud en más del 50% de la población, un deterioro en la educación formal que además de contar con un promedio educativo de segundo de secundaria, estamos al final de los países de la OCDE en materias esenciales como matemáticas y comprensión de la lectura. Índices de criminalidad, secuestros, feminicidios, cobro de piso y extorsiones bastante altos que a pesar de estar reconocidos en las estadísticas oficiales, los gobiernos en turno se ocupan en maquillarlos en sus declaraciones y entrevistas así como la propaganda oficial y los escribanos que a su servicio difunden con poco éxito cada vez más.
Oaxaca no es la excepción y a la que habrá de agregar características propias endémicas como la movilización social creciente que además de reflejarse en sindicatos, partidos, grupos de presión y actores políticos, se manifiesta de manera contundente en las manifestaciones, bloqueos, presiones y demandas de las más de 500 organizaciones de diversa índole que antes del levantamiento zapatista en Chiapas eran poco más de 40. La pobreza que junto a Chiapas, Veracruz y Guerrero nos caracteriza en pobreza extrema más de 70 municipios con el municipio de mayor índice del país, el predominio del crimen organizado en regiones y sectores fundamentales como el Istmo, la Costa, la Cuenca y los Valles Centrales y en asuntos como los sindicatos de la construcción que en los últimos cinco años ha creado un ficticio crecimiento económico por arriba de la media nacional e incluso como primera entidad en la materia por obras como las super carreteras a la Costa y al Istmo así como las inversiones para el proyecto denominado interoceánico que ya rebasa los cien mil millones de pesos que nos puede dar cuenta con cuánto de esa millonaria inversión se está quedando en manos de los malos.
En la segunda administración auto denominadas del cambio, la falta de recursos propios mínimos, la cada vez mayor escasez de los recursos federales de los que depende más del 89% del presupuesto estatal yuna priorización sui géneris del uso de los pocos recursos con que se cuentan, vendrán a complicarse aún más con la obligatoriedad constitucional en la reciente ley indígena y afromexicana federal de otorgar recursos suficientes a los municipios y agencias consideradas como tal y que de acuerdo al registro oficial son poco más de 1 millón en el país y en Oaxaca están reconocidos 417 municipios y poco más de 5000 agencias municipales que ahora son autónomas. De acuerdo con los datos de no más de dos meses para terminar el 2024, 241 municipios fueron reportados con manejo deficiente y poco claro de los recursos federales y de los cuales más el 90% son municipios indígenas.
Agreguemos la falta de cumplimiento a la resolución de la Corte sobre el reconocimiento de más de 160 mil hectáreas del territorio de los Chimalapas que fueron invadidas y creados asentamientos humanos en su mayoría con población indígena de Chiapas en extrema pobreza y utilizados como señuelo por los ganaderos chiapanecos vecinos de esa parte del territorio estatal para desmontar la selva y explotar sus hatos ganaderos, está convertido en un conflicto peligrosamente violento que en la inminente época de secas como sucede en la mayoría del campo oaxaqueño puede desembocar en desalojos y enfrentamientos con pérdida de vidas humanas y enconamiento del problema. El hasta ahora inconcluso y poco exitoso proyecto interoceánico que irá cada vez ejerciendo menos recursos, transportar escasa carga,con un índice de pasajeros por menos de la cuarta parte de lo previsto y un aumento mayor del subsidio millonario con los dineros de todas y todos, puede transformarse en una promesa incumplida de empleos y “hacer del Istmo un emporio internacional” que además de la contracción económica regional y la desilusión de la población, puede conllevar a que la de por sí aceptación condicionada de las autoridades y sus representados al proyecto den como resultados el retiro de su aceptación a su continuidad, así como el conflicto creciente por el despido de más de 700 trabajadores estatales.
Se ha vuelto un lugar común pero bastante cierto que si le va bien al gobernante en turno le va bien a Oaxaca, más nos vale que pongamos lo mejor de cada uno de nosotros desde nuestras posiciones personales y profesionales aunque que pareciera que no hay mucha disponibilidad de tomarlas en cuenta por el bien de nuestras hijas y nuestros hijos, de nosotros mismos, que al fin y al cabo salvo lo que suceda en este 2025 con la revocación del mandato, no quedan tres años más de esta administración.
Gerardo Garfias Ruiz