Día 18. Genaro, víctima de la seguridad nacional de EU
* La experiencia de Manuel Bartlett debiera ser aprovechada por AMLO al frente de la Secretaría de Gobernación; posee carácter y destreza
* City Banamex, la institución con más demandas ante la Conducef. Sus cajeros automáticos, un riesgo para los usuarios
CIUDAD DE MÉXICO, 3 de agosto de 2018.- El pasado viernes, Andrés Manuel López Obrador, virtual presidente electo, designó a Manuel Bartlett Díaz como director general de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), a Octavio Romero Oropeza como director general de Petróleos Mexicanos (Pemex) y ratificó a Rocío Nahle como su próxima secretaria de Energía.
Sin embargo, ninguno de los nombramientos ha producido mayor revuelo en los ámbitos político, empresarial y mediático, que la designación del controvertido abogado de 82 años, originario de Puebla, con maestría en Ciencias Políticas y que a lo largo de su vida ha desempeñado importantes cargos, entre ellos el de secretario de Gobernación (1982-1988), secretario de Educación Pública (1988-1992), gobernador de su estado (1993-1999) y ha sido dos veces Senador de la República inicialmente por el PRI (2000- 2006) y actualmente por el Partido del Trabajo (2012-2018).
Gustavo de Hoyos, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), aseguró que “sería deseable que Andrés Manuel López Obrador reconsidere los nombramientos” que recientemente hizo para dirigir Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), porque en el caso del exsecretario de Gobernación, “sería como dejar la Iglesia en manos de Lutero”.
“Estamos preocupados porque las designaciones en las empresas productivas del estado mexicano requieren de perfiles de alto conocimiento técnico para poder desempeñar eficazmente su responsabilidad. Esperamos que haya una segunda reflexión de aquí al mes de diciembre”, manifestó de Hoyos.
Muchos de sus detractores –algunos que incluso serán sus compañeros en el próximo gobierno-, por ignorancia o porque no han superado su enfermiza postura de oponerse a todo sin mediar razonamiento, han también elevado su inconformidad hasta las redes sociales, para protestar por su seguro arribo a la CFE.
Por ejemplo, la excoordinadora de la campaña presidencial de AMLO e integrante de su equipo de transición, Tatiana Clouthier, consideró que “había mejores opciones, pero que una persona no sea bien recibida no quiere decir que ya se acabó el país. Los consejos en la vida no sirven; si sirvieran, tendríamos una institución que vendiera consejos. Yo proveo información y el señor decide, y ya no soy coordinadora. No me ha preguntado mi opinión”, dijo.
Algunos personajes menos representativos, sin bagaje político, pero que públicamente manifestaron su apoyo a López Obrador, como el actor Gael García, señalaron su rechazo al nombramiento de Manuel Bartlett, porque “fue cómplice y responsable del mayor atropello de la democracia”.
A él aún se le responsabiliza de la supuesta “caída” del sistema electoral luego de la elección de 1988, cuando Jorge de la Vega Domínguez, -presionado por el candidato priista Carlos Salinas de Gortari-, lo declaró ganador de la contienda presidencial, para tratar de contrarrestar los conteos preliminares que inicialmente daban ante la opinión pública una apreciación de que Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, candidato del Frente Democrático Nacional (FDN), llevaba la delantera.
Hay testimonios de que la noche del miércoles 6 de julio, los conteos preliminares del voto urbano -mayoritariamente de oposición-, favorecían al FDN, conformado por ex priistas que agraviados por la falta de democracia interna en su partido, decidieron encabezar una agrupación, que luego fue la génesis del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
En una entrevista realizada por la periodista Andrea Becerril, publicada en La Jornada el jueves 3 de julio de 2008, Bartlett, entonces secretario de Gobernación y presidente de la Comisión Federal Electoral (CFE) en 1988, rechazó haber orquestado un “fraude cibernético”. Recalcó que jamás pronunció la frase “se cayó el sistema”, y reconoció que el entonces presidente Miguel de la Madrid le pidió no dar información la noche de la elección, ya que si se oficializaba en ese momento –con datos parciales– que Cárdenas Solórzano iba ganando, al final nadie aceptaría un resultado distinto.
Luego aseguraría que “Salinas mandó a medianoche a Jorge de la Vega a decir que él había ganado la elección, sin que hubiera elementos para demostrarlo o para declararlo”.
En mayo de 2004, Miguel de la Madrid, al ser abordado por los periodistas antes de participar en el foro “La reforma del Estado y el Distrito Federal” -organizado por el Senado de la República en su sede provisional de la Torre del Caballito-, declaró que “es falso que haya habido fraude; hubo retraso, es cierto, pero no hubo fraude. Lo único que hubo fue cierto retraso en la información, porque fallaron los cálculos de la dirección del Instituto Federal Electoral.
“Ellos pensaron que terminaría todo hacia las 11 de la noche y no fue así. Solamente llegaron cifras del Distrito Federal y de las zonas de la entidades federativas adyacentes; entonces las autoridades electorales tomaron la decisión de esperarse a que hubiera un mayor volumen de votación, que fuera suficientemente representativo, pero el conteo siguió”, dijo el expresidente fallecido el 1 de abril de 2012.
Este tema –que ya forma parte de las leyendas electorales del país-a Manuel Bartlett aún le incomoda, sobre todo, porque la verdad histórica señala que quien acuñó la frase “se calló la computadora”, -con doble ele, no con y griega-, fue Diego Fernández de Cevallos, en la época Comisionado del PAN ante la Comisión Federal Electoral.
El archivo todavía puede consultarse en internet en la dirección https://www.radioformula.com.mx/notas.asp?Idn=741987&idFC=2018, y en él se ve y se le escucha solicitar la palabra para expresar:
“Se nos informa en el Comité Técnico de Vigilancia del Registro Nacional de Electores, que se “calló” la computadora. Afortunadamente no del verbo “caerse”, sino del verbo “callar”, y ojalá que se pudieran hacer las gestiones para que se vuelva a trabajar, porque de lo contrario sí se está afectando gravemente la información, y ojalá que se haga el mejor y más rápido esfuerzo al respecto” –dijo Diego Fernández de Cevallos.
Se ha evaluado a la ligera la postura ideológica de Bartlett; Krauze lo define como la encarnación de lo que AMLO tanto repudia
Y la serie de imprecisiones históricas sobre este y otros episodios -que desafortunadamente ya forman parte de las leyendas negras sobre algunas de las figuras de la política mexicana-, también permean la opinión de ciertos exponentes de la intelectualidad.
Es el caso del articulista León Krauze, quien con su texto “La redención de Manuel Bartlett”, publicado recientemente, hace un llamado a López Obrador y le advierte que “no se puede condenar al priismo con la mano izquierda y con la derecha otorgar la redención a sus figuras más oprobiosas y emblemáticas.
“Y es que, aunque algunos tuiteros jóvenes e impulsivos no tengan edad para recordarlo ni, aparentemente, ganas de leer para aprenderlo, Bartlett fue protagonista del priismo más voraz y antidemocrático durante una época particularmente complicada para la conquista de las libertades.
“Durante el gobierno de Miguel de la Madrid hizo hasta lo imposible, desde la Secretaría de Gobernación, para detener el nacimiento de la democracia mexicana. Lo hizo en Chihuahua en 1986 y luego, con legendario descaro, operó el fraude presidencial de 1988 que arrebató la elección a Cuauhtémoc Cárdenas e impuso en el poder a Carlos Salinas de Gortari, la bestia negra de López Obrador desde hace un par de décadas. Bartlett fue, por mucho tiempo, un priista de cepa, guardián de las conquistas sucias del partido, la encarnación misma de todo eso que Andrés Manuel López Obrador ha repudiado, con toda razón, desde hace años…”
“López Obrador tenía la oportunidad histórica de cerrar la puerta a todos los representantes de ese antiguo régimen que tanto se ufana de haber desterrado. Decidió, en cambio, enaltecer al hombre que hace 30 años se jactaba de fraudes patrióticos y “caídas del sistema” y luchaba, en el más priista ejercicio del poder, contra las aspiraciones democráticas de hombres como Heberto Castillo, Luis H. Álvarez y Manuel Clouthier. Al hacerlo, López Obrador comienza a dar la espalda a una parte esencial del mandato que recibió el 1 de julio. Se equivoca” –manifestó León Krauze
En realidad, no se puede juzgar a Manuel Bartlett tan a la ligera, ni evaluar superficialmente su postura. Esto sería desconocer su actitud enérgica ante los excesos y desviaciones ideológicas de su propio partido –como lo hizo en sus tiempos de priista-, puesto que fue uno de los primeros en sugerir su transformación y apertura, hoy tan en boga, luego de su aplastante derrota en las urnas.
Cuando contendió internamente para obtener la candidatura de su partido a la Presidencia de la República, en septiembre de 1999, Bartlett había asumido una actitud y enarbolado tesis propias del partidismo moderno y de los sistemas democráticos y plurales, de avanzada. Pero ya desde 1994 había exigido un cambio de rumbo en el PRI y había advertido desde entonces un deslizamiento hacia las posiciones de derecha; su crítica hacia las llamadas “concertacesiones” fue demoledora.
En una entrevista que le hice en 1999 –un año después Vicente Fox obtendría la Presidencia-, mostró su indignación por ese tipo de acuerdos políticos. “Ahí tenemos a Carlos Medina Plascencia (en Guanajuato), el producto de nuestras concertacesiones, a quien se le regaló una gubernatura. Nosotros fuimos sus padrinos y también apadrinamos a Vicente Fox, su actual dueño, porque ahora el verdadero amo es él. Se les regaló un estado que no ganaron, y así pudieron apoderarse de todo Guanajuato. El priismo ha resentido todo eso”, me dijo, en esa entrevista publicada en la revista Gentesur, a mi cargo.
También señaló desde entonces, que “el problema número uno de México es la pobreza; la gravísima injusticia en la distribución del ingreso. Obviamente, la inseguridad y el estado de Derecho son fundamentales, porque si no hay seguridad, no puedes mantener la paz y la vida ordinaria del país. Es preciso resolver el problema nacional de la inseguridad pública, pero para mí es necesario evitar, con más energía, que el 40 por ciento de la población esté fuera del desarrollo: no veo para el futuro, labor más urgente que inyectar justicia social al país”, manifestó.
Como era de esperarse -si de congruencia política se trata-, sus detractores que hoy critican su cercanía con López Obrador y aún su nombramiento al frente de la CFE, debieran escudriñar un poco más en su pasado ideológico.
Desde el 2006 -aún como priista y ante el inminente fracaso de Roberto Madrazo rumbo a la Presidencia de la República-, llamó a votar por López Obrador y dijo que un grupo de “salino-zedillistas”, entre ellos Luis Téllez, Jesús Reyes Heroles, Carlos Ruiz Sacristán y Genaro Borrego, no representaban al PRI, sino a una corriente de tecnócratas neoliberales, rechazada dentro del propio instituto político.
Luego, las presiones para que renunciara a su militancia de casi 55 años –de 1957 a 2012-, se incrementaron, pero él mantuvo su postura. “No, no voy a renunciar. Espero que ellos, Manlio Fabio Beltrones, Beatriz Paredes y Emilio Gamboa, entre otros, sean quienes se salgan o sacarlos para poder reivindicar al PRI. Los priistas en general están en contra de la privatización de la electricidad y del petróleo; entonces, están más conmigo que con ellos”, dijo.
Seis años más tarde, ya fuera del PRI y candidato al Senado por la Coalición Movimiento Progresista -que impulsaba la candidatura presidencial de Andrés Manuel López Obrador-, aclaró que entre él y Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, a quien la leyenda negra asegura le robó la elección, existían coincidencias ideológicas y que ambos estaban en contra de la entrega de la nacionalización del petróleo.
“Dicen que yo soy el que lo hizo perder. Que digan lo que quieran, pero que lean a Cárdenas, quien ha afirmado que en el Senado yo he defendido los intereses nacionales”, expresó Bartlett, quien desde entonces subrayó que “lo que estamos haciendo es trabajar muy fuerte para fortalecer la candidatura de López Obrador. Ése es el compromiso que tengo, un compromiso ideológico que tiene absoluta congruencia”.
“Es el mejor; Manuel Bartlett es un nacionalista y patriota y va a cumplir con la tarea encomendada en la Comisión Federal de Electricidad. Pocos políticos saben técnicamente tanto del petróleo y de la energía eléctrica como él. Se va a morir del lado correcto de la historia”, ha asegurado Gerardo Fernández Noroña, quien ocupará una diputación federal en la bancada del Partido del Trabajo.
Estimo que quedó corto. La gran experiencia de Bartlett, “el hombre que hizo caer el sistema” o “el dinosáurico priista” –como sus enemigos y algunos amloistas descontentos de su cercanía con el tlatoani le han llamado despectivamente-, daría para más en el próximo gabinete.
Algunos consideran incluso que no sería descabellado el que López Obrador lo pensara muy bien y lo llevara de nuevo a la Secretaría de Gobernación, en lugar de Olga Sánchez Cordero. Ya conoce el terreno y posee el carácter, la templanza que dan los años y la destreza necesaria para encaminar el barco a buen puerto. Y eso indudablemente hará mucha falta.
Granos de café
… El recorte de cerca de mil empleados de City Banamex -a pesar de su histórica utilidad en 2017 de 24 mil 334 millones de pesos, cifra 46 por ciento mayor a la registrada en 2016, afecta directamente a miles de usuarios que literalmente son obligados a utilizar el servicio de cajeros automáticos, que no ofrecen la mínima garantía de seguridad y operatividad.
De hecho gran parte de las operaciones de depósitos no emiten los comprobantes de operación, con lo que recuperar el dinero se convierte en un calvario que puede llevar meses, lapso durante el cual el cobro de comisiones sobre comisiones parece interminable y debe ser cubierto por el cliente.
Ejemplo de estas anomalías se cuentan por cientos en las oficinas de la CONDUCEF, donde los clientes buscan solución a los problemas generados por los deficientes sistemas de cajeros automáticos e informáticos que, en el mejor de los casos, tardan tres meses en resolverse y no siempre en favor del cliente afectado.
Por citar sólo un ejemplo: una persona depositó 5 mil pesos, pero el cajero automático rechazó dos billetes de 200 y cuando fueron reinsertados, la pantalla se puso en blanco y sólo emitió un ticket en el que no se confirmaba el depósito, lo que dio lugar al folio 16003018-1 para acreditar el depósito, sin que hasta hoy la anomalía se resuelva con una respuesta favorable del banco.
Así que a la inseguridad en el uso de los cajeros automáticos -por la posible clonación de tarjetas, la retención del dinero de retiros, el robo de identidad y ser víctima de asaltos-, se suma ya el posible fraude contra el usuario por el propio City Banamex, que es la institución con más demandas ante la CONDUCEF…Envíe sus comentarios al correo [email protected]