La posverdad judicial
CIUDAD DE MÉXICO, 3 de agosto de 2020.- Ya no hay duda, el presidente mexicano parece un remedo –una copia– de Benito Mussolini, el dictador y padre del fascismo.
¿Por qué?
Porque si bien el propio AMLO se había encargado de exaltar su admiración por el dictador italiano –cuando el 21 de marzo lo comparó con Benito Juárez–, hoy fue más allá al proponer que la ceremonia de “El Grito de Independencia” incluya una coreagrafía en donde la multitud en la plaza porte antorchas encendidas, en medio de la noche.
¿Y eso qué tiene de particular?
Poca cosa, que la idea original de “la marcha de antorchas” es nada menos que de Benito Mussolini.
Sí, existe un claro paralelismo entre la mítica “marcha de las antorchas” de Musolini –la marcha que detonó el golpe de Estado que llevó al poder al dictador en Italia–, y la propuesta de convertir el emblemático 15 de septiembre en remedo de Mussolini, quien parese ser el “alter ego” de López.
Pero vamos por partes.
¿Recuerdan que el 21 de marzo del 2020, López Obrador elogio a Mussolini y hasta lo comparó con Juárez?
Así lo dijo: “Mussolini se llama Benito porque su papá admiraba a Benito Juárez, a quien muchos admiraban en el extranjero. Por eso le pusieron Benito a Mussolini… un dirigente con dimensión mundial… y claro, que sus criticos hagan su trabajo… yo por qué”.
Como también saben, Obrador volvió al tema hace días, cuando dijo que, a pesar de la pandemia, el 15 de septiembre encabezará desde Palacio la ceremonia de El Grito de Independencias.
Pero no fue todo, también adelantó que los asistentes “al grito”, llevarán antorchas, a manera de símbolo de esperanza.
Lo que pocos saben, sin embargo, es que entre el 27 y el 29 de octubre de 1922, Benito Mussolini, el entonces dirigente del Partido Nacional Fascista, encabezó “la marcha de las antorchas”, que marcó el final del sistema parlamentario italiano y el inicio de la dictadura fascista de Mussolini.
En esa fecha, alrededor de 40 mil personas marcharon de Napoles a Roma –con antorchas en mano-, en lo que marcó el inicio del golpe de Estado contra el sistema parlamentario italiano, que terminó por prohibir los partidos políticos, por cerrar los periodicos y perseguir y asesinar a los opositores.
Pero hay más; la experiencia la repitió Adolfo Hitler, en 1933, en las ciudades de Berlín y Nuremberg, en donde desfiles nocturnos con antorchas humeantes y miles de estandartes con esvásticas causaron un efecto casi místico en miles de alemanes.
Y es que tanto Mussolini como Hitler, convirtieron la “marcha de las antorchas” en una teatralidad en donde el fuego juega el papel de presunto purificador y supuesta energía de renovación social. En los dos casos “las marchas de antorchas” fueron usadas como método de amedrentamiento que terminó por someter a las masas.
En realidad se trata de una manipulación de las emociones colectivas que, incluso hoy, sigue siendo utilizada por grupos supremacistas, como el “Ku Kux Klan”, en cuyos rituales es infaltable el fuego de las antorchas, que desata sentimientos sociales encontrados, de miedo y admiración.
Pero no es una casualidad que el presidente mexicano invoque de manera reiterada al dictador Mussolini. Lo cierto es que sabe de su patológica ambición por el poder, de su capacidad para destruir la democracia y que se convirtió en un nuevo César que, al final, acabó colgado en la plaza pública.
Incluso son públicos los paralelismos entre Obrador y Mussolini
1.- Los identifica el uso de la violencia como escala de ascenso político; en su juventud, Mussolini mató a amigos y compañeros de escuela, igual que ocurrió con el joven López Obrador.
2.- Durante casi una década, Mussolini desarrollo un discurso contra las élites del poder en Italia, sobre todo contra los comunistas, contra “los camisas rojas”, mientras que AMLO llegó al poder gracias a una lucha de clases; ricos contra pobres; buenos contra malos; “fifís” contra “chairos”.
3.- Igual que Mussolini, López alienta un exacerbado nacionalismo y ambos crearon su propio partido; AMLO creó Morena y Mussolini creó el Partido Nacional Fascista
4.- Mussolini y AMLO llegan al poder gracias a una fuerte campaña de propaganda sustentada en una montaña de mentiras y al uso de la violencia discursiva y física.
5.- De igual manera, Mussolini y Obrador inventaron un enemigo común -AMLO inventó a los conservadores y Mussolini a los comunistas–, además de que se empeñaron en el desarrollo del “culto a la personalidad”.
6.- Igual que Mussolini, Obrador jugó por años con los temores y la esperanza de la sociedad; miedo al incremento de la violencia y el crimen; miedo a la amenaza de Estados Unidos y al neoliberalismo y, por el contrario, alentó la esperanza de hacer realidad el señuelo de “primero los pobres”.
7.- Ya en el poder, Mussolini, igual que AMLO, persiguió a la prensa, a los periodistas, prohibió la manifestación y destruyó la independencia del Poder Judicial y del Parlamento.
8.- Para quitar del camino a su principal opositor, Mussolini ordenó a sus “Camisas Negras” perseguir y dar muerte a los líderes opositores; en un paralelismo con la caída del helicóptero en el que viajaban Martha Erika Alonso y Rafael Moreno Valle; tragedia que a nadie interesó investigar.
¿Así o más claro? López Obrador es un remedo del padre del fascismo, Benito Mussolini.
Al tiempo.