Cortinas de humo
CIUDAD DE MÉXICO, 9 de noviembre de 2020.- Está claro que el mandatario mexicano no participó en las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
Sin embargo, López Obrador es uno de los grandes perdedores en la contienda; batalla en la que resultó derrotado el presidente Donald Trump.
¿Y, por qué AMLO fue uno de los perdedores?
Elemental; porque a querer o no, el presidente mexicano se equivocó en su apuesta para las elecciones de Estados Unidos.
Y es que López Obrador no sólo apostó a favor de la reelección de su amigo, el presidente Trump, sino que hizo campaña contra el hoy presidente electo, Joe Biden, a quien incluso, el mandatario mexicano se negó a felicitar.
Y Obrador es un perdedor porque, en política, pero sobre todo en la política internacional, se pagan caros los errores y son muy costosas las apuestas equivocadas. Ya no se digan el alto precio por los berrinches.
¿Y cuál será el costo que pagará el presidente mexicano por su apuesta fallida en las presidenciales de Estados Unidos?
Acaso la mayor derrota para el presidente mexicano será la pérdida de un aliado fundamental, en los inocultables afanes reeleccionistas de Obrador.
Además, con la caída de Trump, terminó el populismo imperial y con ello, reciben un golpe mortal los populismos bananeros, como el de AMLO.
Y es que, como aquí lo documentamos repetidamente, los presidentes Obrador y Trump pactaron una alianza personal para empujar los proyectos políticos de reelección, en cada uno de los dos casos.
Así, el mandatario mexicano hizo todo lo necesario y todo lo que estuvo a su alcance, para ayudar a la reelección de su amigo Trump, al tiempo que nunca estableció un acercamiento y menos un acuerdo político con el candidato demócrata, Joe Biden
Por ejemplo, en su único viaje internacional, AMLO acudió a La Casa Blanca para pronunciar un elogioso discurso a favor de Trump, el mismo que luego fue usado en la campaña presidencial del republicano.
Además, el presidente mexicano hizo todos los malabares posibles para no confrontarse con Trump –a pesar del reiterado insulto del norteamericano a los mexicanos–; nunca se opuso al muro y, en el tema migratorio, siempre fue servil al convertir a la Guardia Nacional en la fuerza pública para perseguir a los migrantes.
Peor aún, resultó de risa loca que la fanaticada del presidente mexicano se convirtió, en los hechos, en un ejército en defensa de Trump, al extremo de que la secretaria de Gobernación amenazó con llevar a juicio “por traición a la patria” a gobernadores que llamaron a sus ciudadanos, en Estados Unidos, a votar por el demócrata Biden.
En pocas palabras, queda claro que el triunfo de Biden acabó con la viabilidad populista de López Obrador y con sus afanes reeleccionistas…
Y en esa lógica, es muy probable que en Estados Unidos den marcha atrás a las “descocadas” persecuciones a modo, emprendidas contra Genaro García Luna, ex secretario de Seguridad Pública y contra el general Salvador Cienfuegos, ex titular de la Sedena.
¿Y por qué se podrían frenar tales persecuciones?
Porque no hay duda de que se trató de una de las estratagemas pactadas entre los presidentes Obrador y Trump, para ayudar encaminar la reelección del mexicano.
Pero acaso la mayor derrota que sufrirá el presidente Obrador con la victoria de Joe Biden, sea la crisis que se desatará entre los dos países a causa de la política permisiva del gobierno de AMLO, frente al crimen organizado y el narcotráfico.
Y es que parece imposible que Biden esté dispuesto a avalar que las bandas criminales estén apoderadas de casi todo el país, mientras que el gobierno deja en libertad a sus cabecillas, como “El Chapito” Ovidio Guzmán.
Es muy probable que el nuevo presidente norteamericano exija no sólo un cambio radical en la política publica para contener la violencia y el crimen, sino el restablecimiento de los derechos humanos. Esa exigencia fracturará, tarde o temprano, las alianzas del gobierno de México con bandas del crimen.
Todo ello, claro, además de la exigencia de respeto a las elecciones mexicanas por venir; las de junio del 2021.
Al final de cuentas, la derrota de Trump también es la mayor derrota para el populista presidente mexicano, López Obrador.
Al tiempo.