Cortinas de humo
CIUDAD DE MÉXICO, 8 de julio de 2020.- ¡Que nadie se equivoque…!
A López Obrador no le importa México, tampoco los mexicanos y menos le importa cuidar la investidura presidencial.
A Obrador sólo le importa López Obrador, su presunto paso a la historia y, por tanto, su prioridad es la reelección presidencial en el 2024; antes que los pobres, antes que el bienestar de todos los mexicanos y antes que la seguridad, los bienes y la vida de las personas.
Todo ello, claro, a pesar de que por años Obrador gritó por todo el país que no le interesaba la reelección, que lo suyo son los pobres, la honestidad, el bienestar y el fin de la corrupción. Al final nada de eso le ha importado.
Y es que, sin embargo, los hechos confirman que resulta una ingenuidad creer en las promesas de un presidente que, como López Obrador, miente por sistema y que –por si alguien lo dudaba–, apenas hace meses modificó hasta en 180 grados su postura crítica frente al presidente mas antimexicano; el presidente Donald Trump.
¿Por qué razón hoy, el mexicano Obrador, llegará a La Casa Blanca convertido en un dócil corderito, cuando a lo largo de toda su campaña presidencial era el mayor crítico del déspota presidente norteamericano?
¿Por qué olvidó todo lo prometido a los mexicanos, frente al más antimexicano presidente Trump? ¿Por qué ya nada dice Obrador de las parrafadas que le escribieron sus escribidores sobre el presiente norteamericano y sobre el título Oye Trump, en donde fustigaba como pocos al sátrapa presidente de Estados Unidos?
¿Qué clase de milagro ocurrió frente a los intereses y las obligaciones del presidente mexicano, que hizo posible un cambio radical en la postura crítica de Obrador quien, hoy, parece aplaudidor de Trump, antes que un mexicano agraviado por el populista presidente norteamericano?
¿Por qué López Obrador sume el papel de sumiso empleado del Trump, a pesar de que el mandatario de Estados Unidos es uno de los líderes del mundo que más insulta a México, y los mexicanos?
¿Por qué la cobardía de Obrador, de no ofrecer siquiera una explicación sobre los compromisos de un jefe de Estado, que negocia una inconfesable sumisión con el vecino más poderoso del mundo?
Las preguntas se podrían extender hasta el infinito, siempre como una preocupación vital por la ausencia de verdad en un presidente que, durante décadas, prometió no mentir, y no engañar, no robar.
Lo cierto, sin embargo, es que Andrés Manuel sólo tiene una prioridad en su vida y, esa prioridad, se llama reelección.
¿López piensa reelegirse?
En efecto, sólo un gobernante como Obrador, que piensa en la reelección –como instrumento de supuesto cambio–, antes que cualquier otra prioridad, se atreve a apostar por la reelección de su vecino, socio y aliado.
Es decir, que hoy Andrés Manuel va por la reelección de su aliado Trump y, mañana, su amigo Trump apostará por la reelección de López Obrador.
Pero existe un pequeño detalle.
Resulta que, en México, por mandato constitucional, no existe la figura de la reelección. Por tanto, sería imposible que Obrador pretende reeditar su victoria en 2024.
Sin embargo, ese es el truco. ¿Un truco?
Sí, la jugada maestra tiene que ver con el sacrificio doble a cambio del beneficio doble.
Es decir, hoy, Donald Trump espera contar con el respaldo de su amigo López Obrador, para buscar la simpatía de los votantes latinos y, sobre todo, de los mexicanos. Con ese respaldo espera ganar la reelección.
Y, como amor con amor se paga, mañana, cuando Obrador haya conseguido modificar la Constitución con su mayoría legislativa, entonces su amigo Trump, se la jugará por la reelección del presidente mexicano.
Es decir, que hoy Andrés Manuel hará todo lo necesario para conseguir la reelección de Trump; hoy Obrador hipotecará el futuro de México, de la mano de la reelección de Donal Trump, el presidente norteamericano más antimexicano, más racista y que más a insultado a nuestro país.
Pero nada de eso le importa a López Obrador, porque el mandatario mexicano, igual que Santa Anna, traiciona al país con tal de lograr sus ambiciones personalísimas; ambiciones como las de instaurar una dictadura llamada Cuarta Transformación.
Y esa apuesta, ese paso forzado a la historia, valen traicionar a México y a los mexicanos.
Lo que no saben López Obrador y tampoco sus aliados, es que Obrador ya está en la historia ocupando un lugar al lado de Santa Anna; como traidor a la patria.
Al tiempo.