Cortinas de humo
¡De magos y payasos, la justicia de AMLO!
CIUDAD DE MÉXICO, 21 de agosto de 2020.- No, no es política y menos justicia.
En realidad es una variante del “realismo mágico” –pretender que es cotidiana la fantasía y lo irreal–, que se produce en el “chabacano” gobierno de López Obrador.
Sí, un gobierno que hace suyo el “realismo mágico” para llevar adelante venganzas, para simular justicia, para censurar a sus críticos y, en especial, para encubrir crímenes de Estado como los cometidos en la fallida lucha contra la pandemia.
Pero vamos por partes.
Como saben, el “realismo mágico” es un movimiento cultural – que en especial floreció en la literatura latinoamericana y en la pintura–, que marcó al siglo XX y cuyo formato mostraba lo increíble e impensable; la fantasía, lo irreal, lo fantástico, metafísico y hasta esotérico, como lo cotidiano, como la nueva realidad y como la felicidad.
Como también saben, algunos de los mayores exponentes del “realismo mágico” son Gabriel García Márquez, en la literatura –con Cien Años de Soledad–, y Frida Kahlo, en la pintura, con buena parte de su obra.
Sin embargo, en el siglo XXI y en el “metaconstitucional” gobierno de López Obrador –gestión que opera al margen de la Constitución–, reapareció una “chabacana” versión del “realismo mágico” en la política más rupestre que se haya conocido en el nuevo siglo; la política del gobierno de AMLO.
Gobierno que pretende convertir en cotidiano lo impensable, lo inimaginable, lo insensato, lo irreal y la fantasía extrema de hacer cotidiana la violación de derechos elementales y garantías básicas.
Grosero “realismo mágico” de los magos y los payasos del gobierno de AMLO, que no aplica en la literatura y menos en la pintura, sino en la vulgar censura a una empresa crítica y de ideas, como Nexos.
Chabacano “realismo mágico” que exhibe lo peor del autoritarismo pueblerino del gobierno de López; el regreso de la grosera clausura de los medios críticos, de la censura, al mejor estilo de Luis Echeverría.
Bananero “realismo mágico” que en la segunda década del nuevo siglo –en el año 2020–, trae de vuelta el autoritario eslogan “no les pago para que me peguen” –de López Portillo–, y que con el aval de otro López, ordena cancelar la publicidad oficial para la revista Nexos y, por decreto, prohíbe su derecho a circular; el derecho a la libre expresión de sus colaboradores.
Pero no menos locuaz que la censura a Nexos, es la orden presidencial –dictada en sus mañaneras–, para que los medios difundan, con toda su fuerza, filtraciones oficiales como el video de Lozoya, sin Lozoya, y las acusaciones de Lozoya, sin ninguna prueba.
Y es que no resulta más que “realismo mágico” del locuaz gobierno de AMLO, que el presidente haga todo lo necesario para filtrar un video de Emilio Lozoya, sin que en tal video aparezca Lozoya –igual que rifar un avión sin avión–, para probar quién sabe qué horrorosas conspiraciones de imaginarias pandillas de corruptos.
Sí, no sólo es “metafísico”, sino “metaconstitucional” que el gobierno de Obrador y su “fiscal carnal” violenten “el debido proceso” de manera deliberada, al extremo de crear la simpática figura –propia del “realismo mágico”–, llamada el “indebido proceso”.
Sin duda que es propio de magos y payasos que, luego la filtración del video y de la denuncia legal de Lozoya, el mismo presidente Obrador acepte que “no termina” de leer los expedientes y que su “fiscal carnal” se apresure a negar que ellos filtraron lo filtrado, cuando las filtraciones son indebidas y, al filtrarse, violentan el debido proceso. De risa loca.
Y resulta irreal y casi esotérico –digno del nuevo “realismo mágico” del gobierno de AMLO–, que la puntual bitácora que le ordenaron inventar y revelar a Emilio Lozoya, coloque a algunos de los personajes denunciados –como Ricardo Anaya, entre otros–, en dos o tres lugares a la vez.
Según Lozoya, los corruptos eran políticos dotados de la facultad “metafísica” de estar en dos o hasta tres partes del mundo, al mismo tiempo.
Y es que la bitácora que revela el paso a paso de los presuntos sobornos entregados por Lozoya –y difundidos para ensuciar vidas y carreras–, dice que entregaron en mano de tal o cual político muchos millones de pesos.
Lo curioso es que no pocos de esos destinatarios estaban en otras latitudes, en eventos públicos, a la vista pública y hasta uno de ellos vacacionaba con alguna novia. Si, de nuevo, de risa loca.
Sin embargo, como en toda novela del “realismo mágico”, también hay malas noticias.
Sí, aún está allí buena parte de los integrantes de “la legión de idiotas”; los que creen que con AMLO lloverán flores amarillas, que imaginan que los ricos serán pobres; que creen que los pobres serán los nuevos ricos y que imaginan que en el gobierno de López lloverán empleos y felicidad.
Así los magos y los payasos del gobierno de López Obrador y los idiotas que creen todo lo que ven en el circo.
Al tiempo.