La Constitución de 1854 y la crisis de México
CIUDAD DE MÉXICO, 24 de noviembre de 2021.- Aquí lo documentamos por años.
A lo largo de los últimos 36 meses dimos muestras claras de que la vía de la corrupción era el camino ideal para someter a los primeros niveles de las instituciones castrenses; militares y marinos.
Y como si no fuera suficiente, apenas en días pasados apareció la prueba más contundente.
El portal de noticias Latinus dio a conocer una investigación que reveló una montaña de corrupción orquestada precisamente por mandos militares encargados de la construcción del Aeropuerto de Santa Lucía.
Casi un millar de contratos “chuecos”, “amañados” y “tramposos” que confirman que Santa Lucía es un saqueo institucional, orquestado por los altos mandos militares y que beneficia a la nueva “mafia del poder” en que se ha convertido el gobierno de López Obrador
Y es que, en efecto, el saqueo se lleva a cabo “a ojos vistos” y lo peor, que es no solo tolerado sino solapado desde Palacio.
Y si existía alguna duda de la complicidad presidencial, la respuesta al hallazgo periodístico fue el clásico “decretazo” ordenado desde Palacio.
Es decir, que el presidente Obrador solapa la ratería institucionalizada en sus obras faraónicas, mediante un decreto urgente dado a conocer en la edición vespertina del Diario Oficial del lunes 22 de noviembre del 2021.
¿Y qué dice el decreto?
Casi nada: declara que son de interés público y de seguridad nacional obras como las del Aeropuerto de Santa Lucía y el Tren Maya, entre otros.
¿Y qué significa que por decreto tales “elefantes blancos” se convierten en obras “de interés público” y de “seguridad nacional”.
Quiere decir que luego del decreto y por instrucción presidencial nadie tiene derecho a solicitar información sobre el dinero público gastado en esas obras y ningún ciudadano puede oponerse a su construcción.
Dicho de otro modo, el tirano de Palacio solapa la montaña de raterías que se cometen en Santa Lucía y en el Tren Maya.
Y sí, la respuesta de Palacio a la corrupción que tiene sometidas y domesticadas a las fuerzas castrenses es la opacidad y la complicidad.
Complicidad que, en señal de gratitud –según el discurso del general secretario de la Sedena, Cresencio Sandoval–, lleva a los militares a convertirse en propagandistas de “la Cuarta Transformación”.
Sí, mediante puños de dinero público el presidente somete a militares y marinos, los que ya no son el último reducto para la defensa del Estado mexicano sino que se han convertido en parte de “la nueva mafia del poder” que encabeza el propio López Obrador.
Un presidente que sin rubor reconoce que “el decretazo” tiene la intención “de evitar que las obras se frenen mediante amparos”, artimaña propia de las dictaduras bananeras.
Y a pesar de que el decreto impide todo mecanismo de transparencia, el presidente se negó a reconocer que se trata de la más perversa estratagema de opacidad ya que la autoridad federal puede ocultar aún más la información sobre la forma en que se ejercen los recursos para el aeropuerto Santa Lucía, el Tren Maya y la refinería Dos Bocas.
Algo así como un decreto para desaparecer, sin dejar huella, por lo menos mil millones de pesos.
Lo cierto, sin embargo, es que Obrador ya no engaña a nadie, no sólo en México sino en el extranjero.
Y la mejor prueba es que luego de La Cumbre de Líderes de América del Norte –en donde López presumió la supuesta lucha contra la corrupción–, diarios globales como Financial Times ridiculizaron al mandatario mexicano por tal engaño.
En un artículo bajo la firma de Christine Murray se informa que la supuesta lucha contra la corrupción del mexicano López, “tiene muy poco que mostrar”.
Así lo dice el artículo: “Es una estrategia profundamente influenciada por la política y con poco que mostrar. Los mexicanos pagan cientos de millones de dólares en sobornos a funcionarios públicos para el papeleo básico como iniciar una empresa o pagar impuestos”.
En México, mientras tanto, la oposición en pleno anunció que acudirá a la Corte en busca de una Controversia Constitucional, recurso al que también acudirá el Instituto Nacional de Acceso a la Información INAI.
Curiosamente, ayer mismo un juez federal resolvió que era violatorio de la Constitución el decreto presidencial del 12 de mayo del 2020, con el que López pretendió encomendar a las fuerzas castrenses la seguridad pública.
Sí, el presidente mexicano puede decir misa, puede seguir mintiendo, pero lo cierto es que ya no engaña a nadie, ni en México y menos en el mundo.
Al tiempo.